Pero ‘El Tiempo’ y ‘El Espectador’, sin embargo, dicen que su vida fue mucho más, a propósito de los 100 años de su natalicio.

Julio César Turbay, que fue presidente de Colombia de 1978 a 1982, nunca pasó por las aulas universitarias, y por esto es descrito por los 2 periódicos como ‘autodidacta’.

Fue concejal de Usme o Engativa, diputado de la asamblea de Cundinamarca, representante a la Cámara (1943), ministro de Minas y Petróleos de la Junta Militar que sucedió al dictador Gustavo Rojas, y Canciller del gobierno de Alberto Lleras Camargo.

Fue senador de 1961 a 1974, designado a la Presidencia en el gobierno de Carlos Lleras Restrepo, director de las campañas presidenciales de Misael Pastrana y Alfonso López. Ocupó las embajadas de Colombia en Londres y Estados Unidos.

Durante su gobierno impulsó el llamado Estatuto de Seguridad, cuya “severa aplicación, especialmente por la concesión de facultades de policía judicial a las Fuerzas Militares, caracterizó una época de polarización social, crisis de derechos humanos, confrontación armada y denuncias ante la comunidad internacional”, decía El Espectador, en el 2008, cuando hacía una comparación de este instrumento con la Seguridad Democrática del expresidente Álvaro Uribe.

“Las dictaduras militares estaban de moda en América Latina, y en ese contexto impulsó un Estatuto de Seguridad que hizo historia. El M-19 se volvió protagonista y la réplica del Gobierno a esta y otras organizaciones fue la represión. El asunto terminó en una crisis de derechos humanos que replicó en el mundo porque muchos intelectuales y personalidades prefirieron marchar al exilio”, dice El Espectador en su edición de hoy.

En esencia, el Estatuto restringía las libertades individuales en favor de mantener la seguridad.

El Tiempo describe al Estatuto de Seguridad como un instrumento para enfrentar a la guerrilla. Y lo que El Espectador llama crisis de derechos humanos, el otro diario lo reduce a “algunos dicen que fue una época en la que se presentaron varias violaciones de los derechos humanos”, y cita al jurista Alfonso Gómez Méndez para decir que el mismo “fue una mera recopilación de normas de Estado de sitio declarado constitucional por la Corte Suprema”.

A manera de conclusión, El Tiempo resume sus aportes con la frase “un hombre clave en la consolidación de la democracia del país durante el siglo 20” y El Espectador le da “un lugar en los recuentos del país”.

La familia de Turbay dice que la frase de “reducir la corrupción a sus justas proporciones” fue tomada fuera de contexto, pero otra, relacionada con las críticas al Estatuto de Seguridad y las violaciones a los derechos humanos, fue calificada en su tiempo como franco cinismo: “El único preso político en Colombia soy yo”.

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