Así lo asegura El Espectador, que agrega que “son inferiores a los 33.255 pasajeros h/s que viajarían en la troncal de la Av. Ciudad de Cali; los 33.067, por la troncal de avenida 68, o los 44.500 que se beneficiarían con la troncal de la Boyacá”.

En el Palacio Liévano el proyecto va sobre ruedas. Ya cuenta con el visto bueno del Concejo de Bogotá, y aseguró los 2,3 billones de pesos que costaría la construcción de la troncal (aunque la firma Ingetec apenas entregará los diseños en dos meses).

Los obstáculos están un poco más al norte. Desde la calle 31, donde está ubicada la estación subterránea Museo Nacional, hasta la calle 110, el Distrito espera adquirir no más de 300 predios, debido al alto precio del metro cuadrado.

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En ese mismo tramo se concentran los comités que se oponen a la construcción, como se evidencia en gran cantidad de las ventanas de los edificios que se encuentran sobre la emblemática vía capitalina.

Desde la calle 110 hasta la 200, según el diario bogotano, crece la aceptación de los potenciales usuarios, que verían reducidos sus tiempos de desplazamiento hasta el centro de la ciudad.

En el último tramo del proyecto, a partir de la calle 190, sería imprescindible la construcción de un tercer carril, siendo esta la zona donde el Distrito tendría que adquirir más terrenos.

La troncal de la carrera Séptima, como está planteada, reduciría de tres a dos carriles el espacio de los vehículos particulares (salvo entre las calles 100 y 116), “permitirá transportar en 250 buses a todos los pasajeros que hoy se movilizan en 1.500” y según El Espectador contaría con tres pasos subterráneos (en las calles 72, 85 y 94) y 21 estaciones en 20 kilómetros.

 

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