El caso de la violación del que había sido víctima por parte de uno de sus jefes fue ventilado por Morales en una columna publicada en el periódico El Espectador, en la que además, reclamaba su derecho a guardar silencio.

Morales ha sido criticada porque, a pesar de reclamar explícitamente ese derecho, se dedicó a conceder entrevistas en medios en las que dio pistas sobre su agresor.

Que “era un hombre relevante en la vida nacional”, que tenía un amplio “margen de peligrosidad”, que “es capaz de muchas cosas, porque la vida que esa persona ha tenido ha demostrado que nada de lo que ocurra a su alrededor le puede hacer daño […] tiene todo el poder para poderse salir con la suya”.

El artículo continúa abajo

En cada emisora, Morales daba una nueva pista del victimario y exoneraba a otro sospechoso. Así, quedaron exculpados casi todos sus jefes periodistas. Un juego de descarte que dejó como sospechoso a un político, “una figura relevante de nuestra historia”, frase que soltó en otra emisora.

El periodista estadounidense Jon Lee Anderson reveló en su cuenta en Twitter que en los medios había el rumor que esa figura relevante era el expresidente Álvaro Uribe Vélez, quien, a través de un comunicado de Centro Democrático, respondió, basando su defensa en la relación con el esposo de Morales, coronel retirado César Mauricio Miranda Sarmiento, inconcebible para un cónyuge que conoce quién fue el violador de su mujer.

“En consonancia con la Constitución (Artículo 33), el Código de Procedimiento Penal (CPP) en su Artículo 68 sólo exonera del deber de declarar contra el cónyuge o los parientes más cercanos… Aunque suene chocante, esto resulta simplemente de que estamos ante un delito oficioso, donde el Estado puede y debe conminar a todos los testigos, salvo aquellos que expresamente fueran exceptuados por la ley (en nuestro caso el cónyuge o el pariente cercano)”, dice Gómez Buendía en RazónPública.com.

Para Buendía este caso opiniones o pasiones, pero lo verdaderamente importante es lo que dice la ley.

Además de que no tiene derecho al silencio, Claudia Morales tendría que contar los hechos a un juez e incluso ser “ser demanda por daños al buen nombre del violador o de alguno de sus jefes inocentes”.

Entre los jefes e Morales, además de Uribe, estuvieron Julio Sánchez Cristo, Hernán Peláez, Gustavo Gómez y Yamid Amat.

“Este es el precio de vivir en un Estado de derecho…: hay un árbitro imparcial y soberano (nuestros jueces casposos), que de acuerdo con reglas precisas determina la verdad y sanciona a los culpables, de manera que solo esa es la verdad y solo son culpables los que los jueces declaren culpables”, concluye Buendía.

LO ÚLTIMO