El hombre dice que hacerlo significa “equilibrar las cargas históricas”.

¿Y por qué? Según él, por el proceso de paz y las concesiones hechas a la guerrilla, mencionando específicamente al Presidente.

Luego concreta qué habría que hacer: “¿Por qué no poner en Colombia unos 5 francotiradores y comenzar un programa de caza… ya conocemos a todos los políticos que nos han vendido, ya sabemos cómo viven, cómo son sus itinerarios, los tenemos marcados, a todos y cada uno de ellos”.

Luego, el sicópata describe cómo había que atentar contra aviones en los que viajaran.

“Sabemos cuáles son los senadores, cuáles son los políticos, sabemos cuáles son los líderes que en diferentes regiones de Colombia se han vendido por narcodólares”, dice.

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En uno de los apartes de lo que cree es un discurso político coherente, el hombre dice algo de lo que él mismo podría ser víctima: “el peor enemigo de un terrorista es cuando el terrorismo le toca la puerta. El momento más desastroso que puede tener un izquierdista es cuando le tocan la puerta de su casa”. Las autoridades podrían golpear en cualquier momento a su puerta.

Es claro que estas amenazas pueden tener consecuencias legales para el sicópata, a menos que invocara locura.

Prueba de lo desquiciado que anda son sus alusiones exaltadoras a Carlos Castaño.

Por un caso similar, Nicolás Castro, estudiante de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, estuvo en la cárcel por amenazas contras el hijo de Álvaro Uribe, Jerónimo. Creó un grupo en Facebook que se llamaba ‘Me comprometo a matar a Jerónimo Uribe’.

A pesar de que, finalmente, fue absuelto en septiembre de 2011, Castro estuvo 4 meses en cárcel y otros 4 en detención domiciliaria.

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