Betancourt narró el momento en que escuchaba en la selva el programa radial:

“En algún momento, que me quedó marcado, en que alguien dice: ‘no, es que estuvimos no sé en qué coctel y vimos al esposo de Íngrid Betancourt’. Y tú sales (Montoya) y dices ‘¿esposo de Íngrid? Exesposo, porque está con la novia nueva’”.

Hasta ese momento, Íngrid Betancourt había recibido solo mensajes ‘codificados’ de su madre, que le decía: “tú debes saber que cuando vuelvas, las cosas no van a ser iguales”.

Después del secuestro, que terminó el 2 de julio de 2008, Betancourt y Lecompte no volvieron a convivir como pareja.

“La ruptura ya se había dado antes de yo llegar”, le dijo a Vicky Dávila en ‘La W, y luego contó la escena del reencuentro, cuando aterrizó el avión.

El artículo continúa abajo

“Lo que para mí fue como ‘shock’ fue cuando me bajo del avión y mi mamá está ahí y la abrazo, la felicidad de verla, y veo a Juan Carlos detrás y, la verdad, lo confieso me dio una emoción, a pesar de que sabía lo que yo sabía. Dije; ‘¡Guau, está acá!’. Entonces me acerco y lo voy a abrazar y me dice: ¿Puedo seguir viviendo en tu apartamento?”, dijo Betancourt, aclarando que antes no le dijo: “qué rico verte, cómo estás, qué delicia saber que estás… cualquier vaina”.

Ella le respondió a la petición (del apartamento): “Sí, claro”.

En el año 2015, luego de años sin contacto con Betancourt, Lecompte reapareció para demandarla por supuestamente haber ocultado bienes en la liquidación de la sociedad conyugal.

Lecompte quería 20 mil millones de pesos pero con el tiempo desistió de dicha pretensión. El divorcio fue calificado de tormentoso, con mutuas acusaciones de infidelidad.