Sobre la a petición del Fiscal General de reactivar las fumigaciones aéreas, el mandatario afirmó: “No podemos. Eso es un fallo de la Corte Constitucional. Eso no está en manos del Ejecutivo…

Las fumigaciones son paños de agua tibia porque nosotros llegábamos, fumigábamos o erradicábamos con soldados y policías y apenas nos íbamos, empezaban a sembrar, inclusive con variedades más productivas”.

Según Santos, con colaboración de las Farc, se podrá “hacer una sustitución de cultivos ilícitos verdaderamente estructural”.

“Podremos llegar con el Estado a esas zonas, y la posibilidad de que se sigan renovando las siembras se va a disminuir”, añadió.

De otro lado, a la pregunta de cuál candidato presidencial de Estados Unidos (Donald Trump o Hillary Clinton) le podría ayudar más a Colombia a implementar los acuerdos de paz, Santos respondió:

Por mi experiencia, tanto Bill Clinton como Hillary han sido grandes aliados de Colombia. Clinton fue quien inició el Plan Colombia, que fue muy útil para lograr lo que hemos logrado. Hillary también apoyó muchísimo estas negociaciones cuando estuvo de secretaria de Estado”.

“Los conozco a los dos y los dos son muy amigos de Colombia”, dijo el Presidente, y agregó:

A Trump no lo conozco y las políticas de Trump no son muy acordes con lo que Colombia quiere de Estados Unidos y lo que Colombia ha querido del mundo entero: libre comercio, políticas de inmigración que sean convenientes para todos los países. En ese sentido, por lo que conozco, la candidata Hillary ofrece más garantías.

El resto de la entrevista se puede ver a continuación (en negrillas, las preguntas):

Usted ha dicho que una vez que los colombianos vieran que finalmente había un acuerdo logrado, lo aprobarían aunque no fuera perfecto. ¿Sigue pensando lo mismo?

Sí, estoy seguro de que los colombianos están empezando a ver lo que realmente se negoció y están diciendo: ‘Esto lo compro’. Ha habido tanta desinformación estos últimos cuatro años que hay muchos colombianos confundidos. Pero usted está viendo las últimas encuestas, y los colombianos cada vez más se inclinan hacia la aprobación, hacia el ‘sí’, que hacia el ‘no’.

¿Teme al fantasma del Brexit [el referendo que decidió la salida del Reino Unido de la Unión Europea]?

No creo que en este caso eso se presente. Los colombianos están muy aburridos con esta violencia, con esta guerra. Llevamos tres generaciones. Alguien decía que hemos perdido inclusive la compasión, la capacidad de sentir dolor ajeno. Y eso, en cierta medida, es cierto. Por eso van a decir: ‘Aunque es una paz imperfecta, cumple con todos los requisitos mínimos, los estándares internacionales, los nacionales, y vamos a aprobarlo’.

Pero si gana el ‘no’, ¿se vuelve a la guerra?

Si gana el ‘no’, nos devolvemos a lo que teníamos hace seis años, cuando comenzamos.

¿No ve improbable eso luego de las negociaciones en Cuba?

Lo que pasa es que el ‘no’ no va a ganar. Va a ganar el ‘sí’. De eso tenga la absoluta seguridad y estoy convencido y por eso no estoy preocupado por lo que algunos llaman el Plan B. Yo estoy absolutamente convencido. Y no tomaría semejante riesgo, porque no estoy obligado a tomar este riesgo. Yo podría haber negociado esto sin la refrendación, pero la refrendación es algo democrático, legitima mucho más un acuerdo de esta naturaleza. Por eso insistí mucho en que se refrendara.

¿La legitimación ayuda a la implementación del acuerdo?

La implementación depende de la refrendación. El acto legislativo que aprobó el Congreso, que establece unos procedimientos para la implementación, dice específicamente que todo se dispara, comienza, cuando los acuerdos sean refrendados mediante el plebiscito.

¿Qué le parece ponerse en los zapatos de Nelson Mandela, el héroe de la lucha anti-apartheid en Sudáfrica que ganó el Nobel de la Paz en 1993?

Yo nunca he estado trabajando por la paz por premios. Para mí, el verdadero premio será cuando el plebiscito se gane y veamos el inicio de la reconciliación de los colombianos. Si yo quisiera los aplausos de la opinión pública, no me hubiera metido en el proceso de paz. Esto ha sido muy costoso políticamente. Yo creo en el liderazgo que hace lo correcto y no lo que es popular. Los premios son totalmente secundarios. No busco aplausos. Quiero hacer lo correcto.

Y para 2018, ¿qué está pensando? ¿Irse a descansar a su finca de Anapoima a comer mangos y jugar con los nietos?

Así es. Tengo una hija recién casada. Espero que tengamos nietos. Con mi señora (María Clemencia Rodríguez) decimos que cumplimos con la tarea. No quiero convertirme en prisionero del poder. Todo lo contrario. En el año 2018 termino mi carrera política. Si alguien me contrata, puedo ser un buen profesor en una universidad o colegio. Dedicarme a escribir y a descansar.

Si el acuerdo con las Farc es aprobado en el plebiscito del 2 de octubre y su sucesor le pide ayuda para implementar la paz, ¿lo hará?

El próximo presidente, no importa quién sea, tendrá muchos asesores. Si me requiere urgentemente para algo muy importante, uno no puede negarse, pero en principio le voy a decir que busque otras personas que pueden hacerlo inclusive mejor que yo.

¿No lo veremos en las Naciones Unidas?

No tengo esa ambición internacional.

AFP

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