“En el cuerpo de la niña se encontró un lazo rematado con un moño. Ese hecho y el uso del aceite llevan a la Fiscalía a señalar que el asesino instrumentalizó a su víctima en una especie de ritual macabro, que, dicen los investigadores, pudo haber perpetrado en ocasiones anteriores”, publica El Tiempo, con base en el documento, al que tuvo acceso.

La práctica del fetiche estaría reforzada por el hecho de que “en la escena [del crimen] se evidencia además la presencia de ropa interior femenina diferente a las prendas de la menor”, agrega la acusación, citada por el mismo medio.

La presencia de aceite de cocina en el cuerpo de la menor se ha convertido en una pieza clave de la investigación porque, además de revelar presuntas inclinaciones y prácticas de Rafael Uribe Noguera, también dio pie para que, dos días después del asesinato, la Fiscalía construyera la hipótesis de que se trató de un intento por borrar las huellas del crimen, y en este caso los indicios apuntan a sus hermanos Francisco y Catalina, primeros en llegar al apartamento donde ocurrió el hecho y que ya fueron interrogados.

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Sin embargo, de acuerdo con El Espectador, que también conoció el escrito de acusación contra Rafael Uribe Noguera, ese documento “no menciona a Francisco ni a Catalina Uribe Noguera ni a otra persona que pueda estar vinculada al caso”.

El aceite de cocina, agrega este diario con base en la acusación, lo pidió Rafael Uribe Noguera, a domicilio, junto con un encendedor y cigarrillos, a las 11:00 de la mañana del 4 de diciembre, dos horas después de haber secuestrado a Yuliana.

“Todo se encontró en la escena de los hechos y podemos comprobar que él [Rafael Uribe Noguera] era consciente de lo que hacía, porque él mismo lo recibió [el pedido a domicilio]”, le dijo a El Espectador Luis González, director Nacional de Fiscalías. “Tenemos establecido la trazabilidad de cómo llegaron esos elementos a la casa y quién se los llevó”, con base en el análisis de videos y minutas de los edificios Equus64 y Equus66, por donde pasó Uribe Noguera con la niña.

El aceite, el encendedor y los cigarrillos los recibió Rafael Uribe Noguera en la puerta del apartamento 603 del edificio Equus 66, precisa El Tiempo. “El aceite resultó ser el mismo hallado en el cuerpo de la niña Yuliana Samboní”, agrega.

El escrito de acusación también indica, con base en las grabaciones de cámaras de seguridad del sector, que, después de una hora de haber recibido el domicilio, Rafael Uribe Noguera caminó hasta el apartamento donde vivía, en el edificio Equus 64, en donde estuvo unos 20 minutos, mientras se cambiaba de ropa, al cabo de los cuales volvió a pie al lugar donde mató a Yuliana.

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