Apenas 48 horas después de la avalancha ya se escuchan voces oficiales que prometen dejar a la capital del Putumayo mejor de lo que estaba y a Iván Márquez (el de las Farc) contravenir los protocolos de las zonas transitorias para ayudar en las tareas de reconstrucción.

Santos dijo en una alocución nacional:

“La tarea es enorme, pero no imposible. Cuando en mayo de 2015 el invierno arrasó con una parte de Salgar, en Antioquia, muchos pensaron que sus habitantes nunca volverían a la normalidad. Poco más de un año después, habíamos entregado las viviendas a los que las perdieron, y reactivado la economía del municipio”.

Iván Márquez aseguró para la agencia de noticias de las Farc:

“Hablando con los guerrilleros, ellos quisieran ir hasta allá (Mocoa), para trabajar, para ayudar a la reconstrucción. Creo que es posible que el Bloque Sur y, si no, las Farc, haga esta propuesta. De verdad que están muy adoloridos con esta tragedia”.

¿Por qué es improbable para el Gobierno?

Las dudas que despiertan estas dos afirmaciones (loables dada la magnitud de la tragedia) es que hay grandes dificultades para que se conviertan en realidad.

Empezando porque la avalancha, que afectó 17 barrios y destruyó al menos 25 casas del municipio, trajo consigo centenares de rocas enormes y sedimentos que podrían superar las 60.000 toneladas de lodo y material de escombros.

Remover ese material y planear la reconstrucción en zonas seguras puede tomar tiempo.

Solo los estudios geológicos podrían demorar un año o más, tal como pasó con Gramalote (Norte de Santander) que tras 5 años de estudios y avances finalmente vio la luz apenas hace un mes.

Aunque el presidente Santos exhibe como ejemplo la reconstrucción de Salgar (Antioquia) que tardó casi 18 meses, el impacto no se puede medir igual entre una población y la capital de un departamento.

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En Salgar se invirtieron 35.000 millones de pesos, Gramalote requirió más de 166.000 millones de pesos. Para Mocoa se han anunciado hasta ahora 1.200 millones de pesos para la reactivación económica y social del municipio y la reconstrucción de 3 puentes y carreteras.

“Habrá que reconstruir a Mocoa. De momento, son los campamentos para que por lo menos la gente pueda dormir, pueda recibir la ayuda inmediata, pueda tener agua, pueda tener medicamentos, pueda tener comida, y se han llevado plantas de energía. Maravilloso. Pero hay unas soluciones de fondo. ¿Está el Estado colombiano en capacidad de cumplir? Ahí es donde yo albergo muchas dudas”, advirtió Darío Arizmedi, director de 6AM Hoy por Hoy, de Caracol Radio, al referirse al tema.

“Y las albergo por lo que ha pasado con las zonas veredales, y albergo las dudas por lo que pasó con Gramalote”, agregó. “Tengo que contrastar con lo que sucedió, por ejemplo, en Salgar, una tragedia también pavorosa, y sin embargo, ya se entregaron las casas y se reconstruyó completamente el sector. O sea, sí se puede. Depende de la gente que pongan, depende de la habilidad del Ejecutivo”.

¿Por qué es improbable para las Farc?

Porque movilizar un grupo de voluntarios de esa guerrilla requiere que los protocolos establecidos en los acuerdos para la creación y administración de las zonas veredales transitorias que fueron formalizadas mediante una ley de la República, sean levantadas temporalmente con autorización del Gobierno.

No es fácil hacerlo y en la práctica resulta innecesario ya que en el área hay más de 2.400 hombres del Ejército y otros organismos del Estado atendiendo la emergencia.

Santos aseguró que llegará más ayuda y que en la estación de policía del municipio se estableció un comando unificado para coordinar todas las ayudas.

El anuncio de Márquez se entiende como un gesto de buena voluntad y nada más, porque en medio de la emergencia una jugada de esta naturaleza solo se entendería como una oportunidad política para las Farc y una salida del Gobierno para mostrar resultados rápidos en un momento de desastre para los habitantes de Mocoa (Putumayo).

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