Berit Reiss-Andersen fue la encargada de oficiar la ceremonia y leer el discurso que envió la presidenta Kaci Kullmann Five, que no estuvo presente. En el recinto, en Oslo (Noruega) se reunieron más de mil invitados, incluyendo a la familia real noruega.

El comité dijo que decidió entregar el premio Nobel de la Paz de 2016 al presidente Juan Manuel Santos “por sus esfuerzos valientes para poner fin a la guerra civil del país de más de 50 años de duración. El premio va destinado al presidente Santos únicamente, pero también se debe entender como un tributo al pueblo colombiano, un pueblo que a pesar de grandes penurias e innumerables abusos nunca ha perdido la esperanza de una paz justa”.

La presidenta en su discurso quiso agradecer a las personas que contribuyeron en el proceso de paz como los negociadores, facilitadores, políticos y los líderes de ambos lados del conflicto.

Berit Reiss-Andersen, también, recordó los estragos y las miles de vida que dejó la guerra entre el Gobierno y las guerrillas, en Colombia:

Desde que irrumpieron las primeras confrontaciones militares en mayo de 1964 y hasta que el cese fuego bilateral entró en vigor, más de 220 000 colombianos han perdido la vida como consecuencia directa del conflicto. Cuatro de cinco de los asesinados han sido civiles. Además algo entre cinco y siete millones de colombianos han sido forzados a refugiarse, de los cuales muchos más tarde han vivido como ‘habitantes desplazados’ dentro en su propio país”.

Para hacer la entrega del premio Nobel de Paz, el comité tuvo en cuenta la iniciativa del presidente para empezar las negociaciones. “Esta fue una iniciativa que requirió coraje político considerable y gran perseverancia”, aseguró.

Pese a opinión de algunos observadores que consideraban que entregar el Nobel a Juan Manuel Santos era una decisión apresurada, señaló en el discurso:

“Cuando se conoció el resultado del plebiscito, muchos observadores opinaron que sería demasiado temprano darle el Premio Nobel de la Paz este año”.

Continuó diciendo que el comité vio de manera diferente esta decisión:

No teníamos ningún tiempo para perder. El proceso de la paz se encontraba en un peligro inminente de fracasar y necesitaba todo el apoyo internacional. Además estábamos nosotros completamente convencidos de que usted, señor Presidente, siendo el líder más elevado de Colombia, tenía que ser el que haría avanzar el proceso de paz”.

Con efusivos aplausos los asistentes demostraron la alegría que sentían por Colombia con el nuevo premio.

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