Para el columnista de El Tiempo Mauricio Vargas, las 3,8 hectáreas producen 75 millones de pesos, “una cantidad por la que se le hace agua la boca a cualquier campesino… más de un empleado medio de ciudad debe estar pensando en irse a sembrar coca”.

Pero para Alfredo Molano, de El Espectador, este es un “delito de hambre” (título de su columna).

“Según cultivadores de Tumaco, una hectárea de coca amarga –la variedad promedio– produce al mes un kilo y medio de pasta básica, que a precios de hoy –2,2 millones/kilo– le dejaría a un campesino en cada cosecha un total bruto de 3,3 millones. Al año unos 20 millones por hectárea; o sea, 76 millones por chagra de 3,8 hectáreas. Si se descuentan los gastos –que cambian mucho por la variedad y la distancia los mercados–, se podría estar hablando de 30 millones limpios”, dice Molano.

Frente a lo que dice Vargas, ya no estaríamos hablando de una cifra para que la boca se haga agua.

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Además, Molano le agrega que estos son cultivos de familias, en promedio, compuestas de 5 personas, “a cada uno le correspondería un salario anual de 6 millones: 500 mil pesos mensuales”.

Con este dato, pocos empleados deben estar pensando en irse a cultivar coca.

El origen de la interpretación de las cifras es la discusión del polémico proyecto de ley que “rebaja las penas por cultivos de coca, marihuana o amapola, siempre y cuando los campesinos se acojan a programas de sustitución”, dice Molano, agregando que las penas hoy oscilan entre 6 y 12 años, sin importar el tamaño.

Si el proyecto se aprueba, se reducirían entre 1 y 4 años excarcelables, en el marco del cumplimiento de  los acuerdos de paz con las Farc.

Para Vargas, “que los dueños de hasta 3,8 hectáreas eviten cárcel es peligroso”, pues los narcotraficantes pueden dividir, o ‘pitufear’, los grandes cultivos para que, aparentemente, queden en manos de pequeños cultivadores, que no tendrán riesgo de cárcel.

Con cifras en la mano, Molano demuestra que los propietarios de los cultivos en la actualidad no tienen tanta superficie, y cita el ejemplo de Tumaco.

“En Tumaco… hay 19.305 familias que cultivan coca en 15.933 hectáreas, o sea, el promedio de chagra familiar es de 0,82 hectáreas. ¿Cuál es el miedo de la –digamos– letra de la ley a semejante panorama? Una finca de 0,82 hectáreas produciría, limpios, al año, 6,3 millones de pesos, que distribuidos entre cinco miembros, daría al año 1,2 millones de pesos para cada uno, unos 105.000 pesos al mes”, dice.

Nuevamente, ¿a quién se le hace agua la boca con ese ingreso, y más con el riesgo de pagar entre 6 y 12 años de cárcel?

Vargas cree que el proyecto de ley no hace sino estimular nuevas siembras, pero el presidente Juan Manuel Santos ha dicho que la excarcelación es por solo una vez, y si se comprometen a no volver a sembrar.

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