El cotarro, que evoca el mismísimo medioevo, tiene como escenario central el Colegio Simón Bolívar, en ese municipio del Huila, en donde el docente Miguel Lorenzo Trujillo Navia les dictó a los estudiantes de grado once materias como filosofía de la religión, ética, epistemología y lógica, reseña La Nación.

En esos espacios surgieron las reflexiones de los jóvenes, que provocaron el “recelo entre los padres de familia”, le dijo Trujillo Navia al diario. Esa publicación agrega que “los estudiantes llegaban a casa con libros, documentos y empezaban a tener cuestionamientos sobre su vida”.

“Los padres no tuvieron las respuestas suficientes para solucionar las incógnitas de sus hijos y empezó el problema”, agregó el docente, y admitió a la publicación huilense que es ateo, pero respeta la religión de estudiantes y padres de familia. “Más que ateo, soy un filósofo”, asegura.

Sin embargo, la apreciación que Trujillo Navia tiene de sí mismo no es la misma de los padres de familia ni de las directivas del colegio, que no lo ven tan inofensivo. Cuenta el diario que la Coordinación Académica del plantel lo llamó para que explicara por qué “los padres de familia de noveno, décimo y once estaban inquietos porque sus hijos no querían ir a misa y cada vez más preguntaban por la Iglesia Católica y dudaban de la fe cristiana”.

La situación subió de tono cuando en una entrega de libretas, el lunes de esta semana, Trujillo Navia intentó saludar a un padre de familia. Le extendió la mano, pero a cambio recibió un fuerte insulto:

Personas como usted no merecen que uno las salude. Uno trata de educar a sus hijos en la fe cristiana, formarlos, pero usted los pone a pensar maricadas. Yo no sé por qué a un hijo de puta como usted lo dejan trabajar en un colegio, yo no sé por qué llega una persona hijo de puta como usted al colegio”.

La Nación cuenta que el padre no golpeó al docente porque estaba convaleciente y apoyado en un bastón. El colegio no respaldó a Trujillo Navia, y en la rectoría le reclamaron por lo sucedido. “Le insistieron en que no podía hacer proselitismo en las clases y hacer defensa o arremeter en contra de la religión”, agrega la publicación.

El profesor de filosofía aseguró que no puede faltar a su ética profesional y “negar ciertos contenidos porque el ambiente católico en Garzón no lo permite”. Y añadió: “No puedo, como filósofo, acallar la razón”.

“En las calles de Garzón se rumoraba sobre las clases de Trujillo como un secreto a voces, en la emisora Dinámica Estéreo, el periodista Amín Trujillo llenó su parrilla informativa con la polémica historia, citando a padres de familia, a la iglesia, pero sin darle voz al maestro, como lo dijo él a La Nación”, agrega el diario huilense.

La publicación también cuenta que en Iglesia de Nazareth, el sacerdote católico Jorge Quintero dijo varias veces: “Los padres de familia tienen que ser pastores y las ovejitas que Dios les ha encomendado son sus hijos y deben darse cuenta de qué se están alimentando estas ovejitas, cuál es el alimento, y si van a recibir un alimento que los contamina, que los daña, que los hiere, los lastima, hay que tener cuidado…”.

Tal vez, eso animó a los padres de familia a recoger firmas y pedir el retiro de Trujillo Navia del colegio, lo mismo que reformular los contenidos de las clases de filosofía.

El sacerdote Quintero habló con La Nación y el clérigo confirmó que se había reunido con Trujillo Navia y atribuyó lo sucedido a un ‘teléfono roto’: “Una cosa es lo que dice él en sus clases, otra la que interpretan los alumnos y otra los padres de familia. Ha habido un dialogo sano, bueno, equilibrado. De pronto sí se ha hecho una apología ética, pero lo importante es el presente y yo lo veo a él ubicado en su materia, en su sitio. Le insistíamos que aplicáramos el adagio latino: cada uno en lo suyo, que él se dedique a su materia sin tener que influir, insistir o trasmitir un pensamiento contrario sobre la región católica con los estudiantes”.

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