Mientras Bonnet señala los socios del procurador en esta causa son “terratenientes que temen perder sus privilegios, muchos de los cuales tuvieron que ver con el paramilitarismo”, Bejarano les pone nombre propio: José Félix Lafaurie y Fedegán.

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“Que Lafaurie ande en estas no es extraño; es su ideología y ha sido su proceder desde siempre. Pero que a esa causa tan innoble se haya sumado el procurador Alejandro Ordóñez, utilizando el Ministerio Público y abusando de su poder, es tenebroso e indebido”, dice Bejarano, agregando que Ordóñez aspira a que los despojadores financien su campaña electoral a la Presidencia.

Tal vez tenebroso e indebido, pero Bonnett lo encuentra predecible y para demostrarlo recuerda la posición del procurador sobre el paramilitarismo: “No podemos desconocer que las autodefensas se ajustan a las normas de la moral social, del derecho natural y de nuestra legislación positiva. Pensar lo contrario es, por decir poco, una absurda ingenuidad” (Vanguardia Liberal, agosto 19 de 1987).

Bejarano asegura que detrás de la aparente defensa de la ley de restitución de tierras, en especial para que los ‘tenedores de buena fe’ las mantengan, lo que hay es un ataque de frente al primer punto del acuerdo de paz con las Farc, que se llama ‘Hacia un nuevo campo colombiano: reforma rural integral’.

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