Esta vez Semana, El Tiempo y El Espectador y algunos columnistas como María Isabel Rueda y Ramiro Bejarano (diametralmente opuestos entre sí) estuvieron de acuerdo en algo: “no se puede traspasar el límite que marca el fin del Estado y el inicio de la barbarie”.

Esto, a propósito de las agresiones contra Rodrigo Londoño, ‘Timocheko’, en Cali, Armenia o Yumbo en donde la caravana del candidato presidencial fue atacada y por momentos existió el temor de que fuera linchado o, incluso, que recibiera un ataque contundente.

Por eso es que tanto El Tiempo como El Espectador, desde sus respectivas editoriales, llamaron a los colombianos a detener las acciones motivadas por el odio, e impulsadas por agitadores desde las redes sociales y materializada por enardecidos manifestantes en las calles.

“El llamado es a toda la sociedad, sin importar su afiliación política: tenemos que respaldar el derecho de todos los candidatos a participar en la democracia sin que corran peligro, estemos o no de acuerdo con ellos; incluso si tenemos diferencias profundas con sus ideas”, señaló El Espectador.

Por su parte, El Tiempo pidió a algunos candidatos no jugar con candela:

“Parecen desconocer que hoy, a través de las redes sociales, un mensaje de este tipo puede convertirse en un vector de odio; actúan como si ignoraran que palabras así, en ese tono y en este contexto, encarnan un altísimo riesgo de ser chispa de un polvorín cuyo estallido podría cobrar vidas humanas”.

Pero el aporte que explica un poco mejor de dónde viene tanto odio, lo tiene Semana:

“Miles de colombianos tienen aún fresco el recuerdo de las atrocidades de las Farc y sienten que es demasiado pronto para que hagan política y aspiren a la Presidencia”.

Pero agrega que existe otro elemento peligroso en ese coctel ya de por sí bastante explosivo:

La instrumentalización política contra la Farc” impulsada a viva voz y con megáfono en mano durante las manifestaciones en Cali, de candidatos uribistas que alentaban a agredir a Londoño.

“Juan Mahelvy García, sobrino del uribista Daniel García Arizabaleta, incitó a los manifestantes a agredir con palos, verduras y envases a Rodrigo Londoño y su comitiva. Varias fuentes le dijeron a Semana que incluso, en Cali, había personas que le ofrecían 30.000 pesos a cada manifestante”, agrega la revista.

Entre tanto, María Isabel Rueda, columnista de El Tiempo, de clara tendencia de derecha, defendió el abucheo como una manifestación democrática válida, pero advirtió que “su emocionalidad facilita el paso a la intemperancia, y de allí solo hay un brinquito hacia la agresión física”.

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Por eso, dice Rueda, es mejor hacer “el sacrificio de abstenernos de ejercer el sagrado derecho al abucheo, porque, con la madurez suficiente, deberíamos preferir practicar un principio muy altruista: la prudencia”.

Ramiro Bejarano, en El Espectador,  reiteró por su parte que “una cosa es protestar y otra bien diferente que la gente se amotine” y destacó que en medio del debate político no se escucharon las voces de rechazo de personajes determinantes como Viviane Morales y Alejandro Ordoñez y aseguró que no le extraña para nada la influencia que pudo tener la propaganda negra.

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