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Los cuestionamientos se originaron en un reciente comunicado de la Conferencia Episcopal de Colombia, en el que esa jerarquía precisa otro boletín de julio pasado, y estipula que, de ninguna manera, la Iglesia “[…] induce a los colombianos a votar por el Sí o por el No”, y pide a los medios “evitar cualquier mensaje equívoco que ponga en entre dicho la postura clara que el episcopado ha expresado sobre el plebiscito”.

La comunicación también fue publicada pocos días después de que el arzobispo de Cali, monseñor Darío de Jesús Monsalve, dijera en una entrevista para El País, de la capital del Valle, que “todo ciudadano honesto dará su voto por el Sí a los acuerdos y no solo a los que se hagan con las Farc”. Para algunos, el comunicado de la Conferencia Episcopal desautoriza y rectifica al prelado.

En todo caso, la postura de la Iglesia católica llamó la atención de Héctor Riveros y Rafael Nieto Loaiza, dos intelectuales caracterizados por sus claras posiciones opuestas frente al proceso de paz, pero que, esta vez, coinciden en afirmar que el clero no puede dejar solos a los feligreses en este tema.

“Suena raro que la Iglesia católica institucionalmente hablando haya renunciado a asumir lo que se presume es su misión: ser guía ético y espiritual de quienes decidan pertenecer a esa iglesia”, empieza por decir Riveros en su columna de La Silla Vacía.

“¡Vaya, vaya! —continúa, destacando la naturaleza de la decisión y el tipo de pregunta que se les hará a los colombianos—, cuando más necesitamos […] que nos ayuden a distinguir entre lo que está bien de lo que está mal, entre lo justo y lo injusto, los que se autoproclaman como guías espirituales deciden abandonar a sus feligreses”.

Para él, la actitud de los jerarcas revela el que a su juicio es el gran equívoco sobre el plebiscito: “Quienes se autocalifican como líderes en la sociedad creen que se trata de un asunto político, incluso partidista y desconocen que se trata de un asunto esencialmente ético, que por tanto se resuelve individualmente y que los ciudadanos van a seguir más a sus referentes éticos que a sus referentes políticos”.

“Pero como resulta que se ha asumido que la decisión es ‘política’ los curas se autojustifican para apartarse de la decisión y los medios asumen que los políticos son los voceros del sí y el no con lo que la escena se vuelve equivocadamente partidista”, agrega Riveros. “En asuntos éticos no hay neutralidad valedera como sí la puede haber en asuntos políticos. […] Si los curas hablan sobre el sí o el no, no están metiendo política a los púlpitos, están hablando de valores”.

Desde la otra orilla ideológica, Nieto Loaiza coincide con Riveros, al decir en su columna de El País, de Cali, que “los sacerdotes son pastores y tienen por tanto no solo el derecho sino el deber de guiar a sus feligreses en asuntos de ética. Y son también ciudadanos y como tales pueden expresar sus opiniones sobre otros temas con tanta libertad como cualquier otro”.

Pero esa coincidencia se queda en la esfera de lo conceptual, porque Nieto Loaiza no precisa, en la práctica, en qué consiste “el deber” de los curas “de guiar a sus feligreses en asuntos de ética”, y más en este delicado caso del plebiscito.

De hecho, le reprocha a monseñor Monsalve que “tache de deshonestos a todos los que van a votar por el no. El voto por el no es tan ético y tan legítimo como el que se emita por el sí. Acaso lo indecoroso y falto de honestidad es confundir a los feligreses y a los electores y abusar de la calidad de obispo para descalificar a quienes no comparten su punto de vista”.

Curiosamente, lo que dijo monseñor Monsalve se convierte en la piedra de toque de las posturas de Riveros y Nieto Loaiza, que, a la vez, sintetizan la opinión dividida del país sobre el papel de la Iglesia en este tema:

A estos acuerdos hay que reconocerles la seriedad, la profundidad, la disciplina, la honradez mental y política con la que se han hecho y hay que mirarlos con mirada internacional. […] Yo creo que todo ciudadano honesto dará su voto por el Sí a los acuerdos y no solo a los que se hagan con las Farc, también a los que se hagan con el Eln […]”.

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