El primer caso se registró en la Avenida Circunvalar con calle 74, en la capital, en donde una mujer que caminaba por ahí sintió los dolores de parto y empezó a pedir ayuda. Cuando nadie la quiso auxiliar apareció el intendente Francisco Valencia, que a esa hora, 1:00 de la tarde, se dirigía a su casa luego de entregar turno en la policía.

Una cámara de seguridad del sector grabó los angustiosos momentos que vivieron madre y policía para salvarle la vida al bebé.

“Cuando ella me dice que ya, que es urgente, le bajo el pantalón y la cabecita del bebé ya se estaba asomando (…) Le digo que respire fuerte y que puje. El bebé sale y queda en mis brazos”, relata Valencia a Noticias Caracol.

Seguidamente, transeúntes y motociclistas que pasaban por allí se detienen para ayudar a cortar el cordón umbilical. El compañero de Valencia, subintendente Carlos Coy, también llega al sitio y cubre a la mujer y a su bebé con la chaqueta, mientras una ambulancia se abre paso en el congestionado tráfico para recogerlos.

La madre y el niño fueron trasladados a un hospital y se confirma que están bien de salud, pese a que la mujer pasó más de cinco minutos tirada en la calle antes de que la ayudaran.

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Este caso se suma al que ocurrió en plena selva de Nariño, en donde policías que instalaban una base para la erradicación manual de un cultivo de coca se encontraron con una mujer que estaba en trabajo de parto, según comunicado de Policía.

“Rompió fuente y no había tiempo de traer equipo alguno. La asistí y traje al mundo a la criatura con mis manos, tal como las tenía en ese momento”, explica el patrullero de combate Jorge Calderón, que estaba de guardia en la base.

Pero lo más dramático no fue atender el parto, sino trasladar a la madre y a la niña hasta un hospital, ya que el más cercano queda a unas tres horas de camino y solo tenían un caballo para llevarlas.

Mientras madres y bebés están en proceso de recuperación, los uniformados alistan regalos y ropa para las que serán sus futuras ahijadas.

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