La polémica se acrecentó luego del anuncio del Vaticano de beatificar al padre Pedro María Ramírez (y a Monseñor Jesús Emilio Jaramillo Monsalve) durante la visita del papa Francisco a Colombia.

Esta declaración ilusionó a miles de feligreses que visitan la tumba del religioso y le oran a diario, pero inquietó a sus detractores que lo señalan de haber sido un agitador político que “protegía a los conservadores”, y dicen que por eso lo asesinaron a machetazos.

“Queremos que investiguen más y no vayan a terminar santificándolo, cuando por causa de sus sermones se produjeron muchas muertes de personas en Armero, muchos liberales fueron asesinados por causa de él”, manifestó el presidente de Fedearmero, Alfenibal Tinoco, al diario El Tiempo.

El dirigente de la asociación que agrupa a sobrevivientes de la tragedia, del 13 de noviembre de 1985, alega que en la población no todos estaban de acuerdo con la manera en que el cura predicaba, pues dice que en medio de sus sermones supuestamente avivaba odios entre liberales y conservadores.

Y agregó, Tinoco, al diario capitalino:

“Durante sus sermones, él decía que los liberales eran demonios, pecadores, que no tenían alma. Estamos en contra de su beatificación por el hecho de que se diga que es el ‘mártir de Armero’, porque no es mártir, a él lo mataron porque él tenía una misión específica y era defender un partido”.

Otra de las que se opone a la beatificación es Gloria Gaitán, hija de Jorge Eliécer Gaitán, que envió una carta en la que le pide a la Santa Sede revisar este tema ya que según ella el cura “denigró y vilipendió calumniosamente” a su padre al decirle “a los fieles que era pecado votar por él”.

Por eso, la mujer asegura en el escrito, citado por El Nuevo Día, que no lo deben declarar beato:

“Con esta beatificación se me volcó el recuerdo de mi madre que alertaba a mi padre para que se cuidara porque lo iban a asesinar, tal como venían haciendo con sus seguidores. Ella le repetía: ‘Cuídate de los curas de Armero’. Yo pensaba que la advertencia de mi madre era un refrán popular. Pero, cuando llegó la noticia del linchamiento, supe que se trataba de un sacerdote de carne y hueso”.

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Contrario a estos argumentos, fieles y allegados del cura aseguran que Pedro María Ramírez sanó en vida a varios enfermos, y que aun después de su muerte siguió, supuestamente, concediendo “milagros”.

Dora María Campo, por ejemplo, le contó a El Tiempo que su hermana “tenía una niña de 7 años con una enfermedad rara” que los médicos no pudieron identificar, y que por eso su familiar visitó la tumba del cura (en La Plata- Huila) y le rogó que se la curara:

“Luego pasó a la iglesia donde ofreció una novena y, para sorpresa de todos, en cuestión de minutos la niña se paró de la banca donde la había dejado moribunda, constituyéndose en un milagro instantáneo”.

Así como ella, por lo menos cinco personas dieron testimonios de fe al periódico sobre los actos milagrosos que hizo el cura, y hasta defendieron los discursos que daba en las misas, como recuerda Rosita Ospina Luna:

“Era buena gente, correcto, un sacerdote servicial, el problema es porque en esa época de tanta violencia se decía que los curas eran godos. En las misas nunca lo escuché ofendiendo a los liberales”.

Ese mismo argumento lo comparte la Diócesis de Garzón (Huila), que según reseña en su página web que la muerte del cura Pedro María Ramírez fue un “sacrificio”.

“De mi parte deseo morir por Cristo y su fe (…) (por el) pueblo de Armero, por quien quiero derramar mi sangre”, escribió el religioso en el testamento, aparte que cita la Diócesis.

Con estos argumentos de lado y lado, la pelea está dada ya que el Vaticano anunció que la ceremonia de beatificación, que todavía no ha sido confirmada, se hará el próximo mes de septiembre en la visita de Francisco.

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