Pese a que los policías murieron en el Urabá antioqueño, varios de ellos eran oriundos del Atlántico, y desde allí las familias lloran a los jóvenes patrulleros mientras esperan que les sean entregados sus cuerpos.

La esposa del patrullero Pacheco, aseguró que “él no quería irse para allá. Él llamó al sargento el sábado pasado y le dijo que quería pedir la baja porque estaba muy lejos y el sargento le dijo que no”. La mujer le dijo a Blu Radio que el joven de 22 años quería retirarse de la institución para estar más cerca de su familia.

Sin embargo, las razones del patrullero Pérez, de 25 años, eran diferentes. Coincidía con su compañero en querer estar cerca de su familia, pero también “tenía miedo” por los frecuentes atentados de los que son víctimas los miembros de la Fuerza Pública, según le dijo su padre, David Pérez Orozco, a El Heraldo.

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El joven también reveló que no era el único. Su padre recordó sus palabras en ese medio: “Hubo un atentado allá por donde él estaba y me llamó llorando, me dijo: ‘Papi, no tengo ganas de seguir aquí, tengo miedo. Unos compañeros y yo queremos pedir la baja. Quiero estar allá con ustedes’”.

El relato del padre en el diario regional es desgarrador. Agregó: “Lo que son las cosas, él como que sentía que iba a pasar algo porque estaba con el son de que se quería venir. El día que me dejó mal fue ese que me dijo que se había visto muerto, quedé preocupado. Hace semana y media vino sin avisar por un solo día, me dio un abrazo fuerte y me dijo que me quería mucho, compartió bastante con su mamá también. Ahora sé que se estaba despidiendo, porque él nunca hablaba así”.

Los dos uniformados murieron con otros seis compañeros en la mañana del miércoles cuando delincuentes del ‘Clan del Golfo’ activaron una carga explosiva al paso de la patrulla en la que se movilizaban para inspeccionar la entrega de un predio, como acompañamiento a una Unidad Nacional de Restitución de Tierras y Antiterrorismo en la vereda El Tomate, del municipio de San Pedro de Urabá (Antioquia).

Las víctimas tenían entre 22 y 32 años y lograron varias felicitaciones en su hoja de vida por su servicio en la institución, según la información entregada por la Policía.