Según contó Andino a través de su cuenta en Twitter, él estaba con un amigo en el McDonald’s ubicado en el parque San Pío, en Bucaramanga, cuando repentinamente se dieron un beso.

“El beso no fue nada morboso ni pervertido; de hecho fue recorto. Estábamos en el segundo piso y había solo tres mesas, con dos personas en cada mesa, y se acercó el celador y nos dijo, en voz alta, que lo que estábamos haciendo era prohibido dentro de McDonald’s, y que si reiterábamos se veía obligado a sacarnos del restaurante porque eso era un lugar familiar”, explicó el joven.

“O sea, ¿no puedo ser gay dentro de McDonald’s porque lo tengo prohibido? ¿No puedo entrar a McDonald’s?”, se preguntó Andino.

El joven decidió hacer público su caso ya que la ley lo respalda, pues según la Corte Constitucional quien discrimine o excluya a otra persona por su condición se expone a duros castigos.

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Por eso, la compañía emitió un comunicado en el que asegura que “respeta las ideologías, religiones, razas, sexo, nacionalidades y preferencias de cada uno” de sus clientes, y reprochó la actitud de la seguridad del establecimiento.

“A quienes se hayan sentido ofendidos por alguna conducta indebida de parte de colaboradores de McDonald’s, les pedimos nuestras más sinceras disculpas”, agrega el boletín.

Además, el denunciante dijo en Vanguardia Liberal que la directora encargada de McDonald’s en Santander lo llamó, le ofreció disculpas y lo invitó a conocer la empresa “de puertas para adentro”.

Pero Camilo Andino, de 18 años, asegura que esta respuesta no es suficiente ya que según le contaron, luego de su denuncia, “han pasado más casos (similares)” en estos establecimientos.

“¿Qué es lo que quiero yo? Que McDonald’s haga una disculpa pública para todos y que no se excuse en que la compañía de vigilantes que tiene es externa, porque eso no es culpa mía”, puntualizó Andino en el medio regional.