Lo que textualmente lanzó el padre Elkin Acevedo, ante el papa Francisco, fue un clamor sobre la difícil situación de pobreza y vulnerabilidad que atraviesa ese barrio cartagenero.

“(…) La comunidad juvenil es muy activa y misionera, tiene muchos talentos musicales, y para ayudarlos a superar la pobreza tenemos dos programas sociales propios de nuestra arquidiócesis: Thalita Qum, que busca prevenir a las niñas y adolescentes de este crimen atroz que lamentablemente promueven algunos agentes turísticos en Cartagena. Esto nos da mucha vergüenza, y quisiéramos que se formara una muralla alrededor de la Ciénaga de la Virgen que proteja a nuestras niñas”, dijo Acevedo, declaración que recoge el diario El Universal.

Esta denuncia del párroco tuvo resonancia en autoridades locales y en varios sectores públicos de la ciudad, que no dudaron en salir a los medios a rechazar lo dicho por el religioso.

“En Cartagena los casos de explotación sexual no han aumentado, y por el contrario se ha visibilizado una férrea campaña contra este flagelo, como es ‘La muralla soy yo’, en la cual se han unido Renacer, la Corporación de Turismo de Cartagena, Bienestar Familiar (ICBF) y Policía de Infancia y Adolescencia para capacitar a operadores turísticos de la ciudad”, manifestó el abogado Elkin Castaño, de la fundación Renacer, citado por El Tiempo.

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La Policía de Infancia en Cartagena, en voz de la comandante Patricia Piñeres, dijo a ese medio que en 2017 no se han atendido denuncias por explotación sexual o tráfico de menores, y que “los sectores más afectados son Olaya, Pozón, Nelson Mandela y Bicentenario. Los casos en San Francisco son menores”.

Pero el padre Acevedo, consultado por el diario bogotano, insiste en que este es un negocio clandestino que “se mueve por debajo de cuerda”, y que basta con salir en las noches al Centro Histórico para encontrar muchas mujeres, por ejemplo, ofreciéndose como una mercancía”.

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