Mendieta encabeza Patria Nueva, un naciente partido político que busca “ser una alternativa de solución” para los problemas del país.

La nueva fuerza política, que espera cumplir con todos los requisitos de ley para ser reconocida como partido, tiene como base a militares y policías que por diferentes razones han dejado el uniforme y pueden elegir y ser elegidos, y tienen “ganas de buscar un mejor país”, dice el oficial.

La idea, según expresa Mendieta, es tener un candidato propio a la Presidencia que defienda “las ideas de centro” y al cual se pueden sumar todas las fuerzas y personas que “como nosotros sientan que hay necesidad de cambio para mejorar a Colombia”.

Queremos ser otra vía, queremos ser una solución a los graves problemas del país, entre ellos la corrupción. Ojalá nosotros podamos tener nuestro propio candidato para las elecciones de 2018, pero lo más importante es que podemos aportar soluciones desde nuestro punto de vista”,

argumenta.

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Mendieta no se cree un salvador, sino una persona que ha recorrido el país y hablado con muchas personas que le pidieron “hacer algo por Colombia”.

Aparte de la corrupción, uno de los temas en que pondrá énfasis Patria Nueva es en la implementación del acuerdo de paz firmado por el Gobierno colombiano y las Farc, pues considera que las víctimas de la guerrilla no han sido suficientemente reconocidas y reparadas.

“Esperamos que con este nuevo movimiento sí nos tengan presentes”, dice el general retirado, quien durante los casi 12 años que estuvo secuestrado sufrió dos veces de paludismo, tuvo que usar muletas hechas de ramas para poder caminar y durante temporadas guerrilleros y otros secuestrados lo tuvieron que cargar en una improvisada hamaca.

El general Mendieta, que según su propio testimonio llegó hasta a arrastrarse por la espesura de la selva para hacer sus necesidades fisiológicas a raíz de las enfermedades que padeció durante el cautiverio, considera que el país necesita una “paz verdadera y completa”.

En ese sentido, Patria Nueva le exige a la guerrilla del Eln, en negociaciones con el Gobierno, gestos de paz que lleven al país a creer su voluntad de cambio.

Nosotros le exigimos al Eln que deje de atentar contra la infraestructura, que dejen el plan pistola con el que están matando policías y militares. Si tienen verdaderos deseos de paz, pues que correspondan a esa intención, y seguramente con eso se puede avanzar en la negociación”

que se desarrolla desde febrero pasado.

Al referirse a la participación de las Farc en política y a la financiación de las campañas Mendieta, que en 2009 fue ascendido por el entonces presidente colombiano Álvaro Uribe a general estando en cautiverio, asegura que “en tanto ellos (las Farc) no digan toda la verdad, no pidan perdón, no haya justicia y se dé la reparación, es difícil pensar en estar con ellos en el mismo recinto”.

Además, dice que si “a las Farc se les van a dar presupuesto y condiciones privilegiadas para acceder a cargos públicos, a los exintegrantes de la Fuerza Pública también se les debe tener en cuenta y se les deben abrir espacios”.

El oficial retirado espera que los militantes del partido estén en los próximos meses en la plaza pública defendiendo las ideas del partido y comenzar a “movernos en las regiones para, dentro de poco, tener los candidatos para Senado y Cámara” y más adelante contar con las fuerzas políticas necesarias para cumplir con el lema del partido: “democracia para todos”.

Colombia recuerda al general Luis Mendieta porque antes de caer en manos de las Farc, el 1 de noviembre de 1998, él y otros 150 policías intentaron repeler a casi 2.000 guerrilleros de esa organización que se tomaron Mitú, capital del selvático departamento del Vaupés.

En esa toma, la única de las Farc de una capital departamental, murieron 43 personas entre policías, militares y civiles, al tiempo que quedaron 47 heridos y 61 secuestrados.

Mendieta recuperó la libertad gracias a una operación militar que lo rescató junto con tres compañeros de cautiverio en junio de 2010 en las profundidades de las selvas del departamento del Guaviare.

“Hoy gozo y por eso le doy gracias a Dios y a la Virgen porque a partir de ese sufrimiento todo lo que tengo son bendiciones”, concluye.

Con EFE