La historia la dio a conocer en El Espectador la estudiante Jéssica Villadiego Contreras, que cursa octavo semestre de Diseño Gráfico en la Escuela de Artes y Letras en Bogotá.

Según cuenta la joven, en marzo de 2016 (en sexto semestre) un hombre que sería su profesor la contactó a través de Facebook y comenzó a hablarle, en otras cosas, de sus supuestas fantasías sexuales.

“Comenzó a hablar de temas con contenido sexual y, con frecuencia, hacía alusión a medias veladas”, aseguró Villadiego a El Espectador.

La joven dice que las conversaciones con el hombre continuaron hasta que un día, en abril, la invitó a que leyera un blog anónimo en el que compartía historias supuestamente con contenido sexual, le confesó que le gustaba “usar medias veladas y ligueros” y le hizo alusión a videos pornográficos.

“Lo siento. Prefiero dejar el tema ahí. Soy reservada y más cuando se trata de profesores”, es la respuesta que Villadiego dice que le dio para dar por terminada la conversación con el hombre.

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Al siguiente semestre, cuenta, decidió ventilar su caso en la universidad y entregó varios pantallazos de las conversaciones.

Si bien la estudiante no puso una queja formal de lo sucedido la universidad si decidió investigar el caso, ya que en un grupo de Facebook anónimo en el que se hacían “confesiones” de temas relacionados con la institución empezaron a circular mensajes “con contenido pornográfico” en contra del señalado profesor y de su pareja.

Tras un análisis a las redes sociales de la joven un especialista, que fue contratado por la universidad, reportó que “se evidenció que dichas publicaciones provienen de contactos suyos (de la estudiante)”.

“Después de analizar el perfil de Facebook (…) se encuentran (sic) en sus contactos a la señorita Jessica P. Villadiego, persona señalada en los correos con información difamatoria sobre los dos docentes. En ese contexto se encuentra que una persona ajena a la institución, pero con un contacto directo con una de las personas implicadas, es la autora material de esos mensajes, lo cual nos permite inferir una relación directa para obtener la información sobre el caso (…)”.

Con estos argumentos, dice El Espectador, la universidad citó a la joven a descargos y decidió expulsarla de la institución. Luego, redujo la decisión y la suspendió por dos años.

“Esa es otra falla. Se debe notificar cuando se inicia una investigación disciplinaria (…) Más que una investigación real, buscaban a un culpable. Y eso es evidente cuando la citan y, antes de tomar una decisión, la carta dice que se le van a imponer unas sanciones. Es una violación al debido proceso”, explicó a ese medio la abogada de Villadiego.

La Escuela de Artes, por su parte, dijo al diario capitalino en un comunicado que “retiró al docente del cargo hasta tanto haya un pronunciamiento judicial”, y que hasta el momento no ha tenido quejas similares en contra de ese docente.

La denuncia de esta joven fue compartida en redes sociales por la Casa de la Mujer, que por estos días adelanta una campaña para que víctimas de acoso sexual se atrevan a ventilar sus casos y no se queden en el anonimato.

 

 

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