Pulzo habló con David Ramírez y César Herrera, los dos fundadores de esta iniciativa que surgió queriendo traer a la realidad videojuegos como ‘Call of Duty’ o ‘The Division’.
Como muchas prácticas que llegan al país, la influencia de esta provino de Estados Unidos.
“Nosotros nos arriesgamos bastante porque hace 12 años andar con camuflados en el país era difícil. Nos paraban y nos preguntaban que por qué teníamos eso”, asegura Ramírez.
¿De qué se trata el Milsim? Es un juego que recrea un combate de la vida real. Se pueden simular batallas como la de Boyacá, la toma de Stalingrado, el desembarco de Normandía; de todo.
En esta novedosa modalidad de juego, todos están vestidos con prendas de soldados, exceptuando las de Fuerzas Armadas de Colombia por seguridad, entre los artículos más destacados se encuentran botas, camuflados y marcadoras.
Pero, ¿qué son las marcadoras? Se rata armas profesionales de Paintball que pueden ser réplicas exactas de fusiles de asalto, de asalto urbano, rifles, etc.
Milsim en Colombia ha ido más allá de la recreación. Esta comunidad está integrada por todo tipo de personas, sin excluir género, edad, discapacidades; cualquiera puede hacer parte de esta iniciativa.
“Nosotros tenemos personas de más de 60 años y niños menores de edad, quienes deben estar acompañados por sus padres y mínimo pueden tener 16 años. Pero hay exsoldados en sillas de ruedas, mujeres que son mejores que varios hombres”, destaca David.
La comunidad colombiana ha invadido toda Latinoamérica, consiguiendo que se creen semejantes en Brasil, Ecuador, Argentina, México, todas bajo el control de nuestro país, que es el rector en el continente.
Estás simulaciones han trascendido, tanto que a través del grupo de Facebook se han comenzado a realizar “misiones humanitarias” con el fin de crear las ‘Máscaras Azules’, algo similar a lo que existe en la ONU con sus soldados.
“En nuestra base de datos tenemos muchos contactos que pueden ayudar. Si algún miembro necesita de nosotros, entre todos colaboramos. Antes de cada juego, recogemos la basura y cuidamos nuestro país. Las bolas que usamos son biodegradables”, reconoce David.
Hay equipos en muchas ciudades de Colombia, desde La Guajira hasta Leticia. En total, son cerca de 920 ‘soldados’ que quieren seguir ayudando, pero también anhelan dejar de ser estigmatizados.
“Las personas nos ven con marcadoras y camuflados y nos reclaman por estar a favor de la guerra en un país que busca la paz. Pero no saben a qué nos dedicamos y las cosas que queremos hacer por el país”, concluye David.
Todos los domingos, desde las 7 de la mañana, varios equipos de Bogotá se reúnen para practicar en el campo de Paintball Zona de Impacto, un sitio que los ha acogido y les permite seguir creciendo para crear consciencia en el país.
Sin embargo, Bogotá no es el único lugar. Visitan Cajicá, Tunja, Puerto Boyacá y otros municipios que los reciben con los brazos abiertos porque les ofrecen una oportunidad para crecer el turismo del lugar.
Esta iniciativa ahora busca alianzas con diferentes fundaciones para ofrecer sus servicios y comenzar a reconstruir el país ‘jugando con pintura’.
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