Los ataques del 11S cambiaron el mundo para mal

Ramsés Vargas analiza en su columna de El Heraldo los cambios que dejó al mundo aquel 11 de septiembre, como las pequeñas guerras sin fin —y sin éxito aparente— que libran los Estados Unidos en Oriente Medio.

Las libertades han retrocedido de manera inversamente proporcional al desarrollo tecnológico para combatir el terrorismo. Por eso, hasta los cortaúñas y las botellas de agua nos las quitan en los aeropuertos”.

“Colombia representa un retroceso en la práctica internacional”

Lo dice el director del Centro para la Libertad y la Prosperidad Global del Cato Institute Ian Vásquez, criticando que se “castigue” a los autores de crímenes de guerra o lesa humanidad “con servicio comunitario y no con la privación de la libertad”.

El columnista de El País de Montevideo asegura que “solo un pequeño porcentaje de los colombianos leerá el texto entero” y “pareciera que el Gobierno Colombiano cuenta con eso”. Esta es su conclusión:

Es razonable buscar la paz y hacer concesiones en el camino si la contrapartida vale la pena. A quienes lean este acuerdo, sin embargo, les será difícil concluir que eso se ha logrado”.

No hay que repetir las equivocaciones del pasado

El exministro de Salud, Camilo González Posso, le pide al Fiscal Néstor Humberto Martínez que replantee su discurso en relación a la fumigación química de narcocultivos. González advierte que esta solución no tiene efectos en la reducción de las hectáreas cultivadas y que tampoco los tiene en la cadena productiva de sustancias ilícitas, señaló en su columna de los sábados en El Tiempo.

Señor Fiscal, no se meta por los vericuetos y falacias de las fumigaciones aéreas con químicos, ya que por algo en ningún país del mundo las están haciendo. Es mejor la ruta de los acuerdos y los pactos que están proponiendo los campesinos en Nariño, Putumayo, Cauca, Caquetá, Catatumbo o Guaviare. Antes de repetir en el Consejo Nacional de Estupefacientes discursos desuetos, déjese invitar a un encuentro con la Cumbre Agraria y las organizaciones campesinas de las zonas impactadas por la guerra contra los cultivadores. Dele una oportunidad a la nueva política antes de seguir con la repetición de las equivocaciones”.

En Colombia la “tal guerra no existe”, salvo para efectos de propaganda

Así lo plantea el economista Amadeo Rodríguez en su columna de opinión de El Tiempo. La palabra “guerra” brilla por su ausencia en las 297 páginas que integran el Acuerdo General para la Terminación del Conflicto, sostiene el consultor.

En cambio sí destaca que se ha usado esta palabra para “promover los esfuerzos de pacificación en marcha, quizás como estrategia para magnificar la dimensión del conflicto”.

Y esto ha surtido efecto en la opinión internacional que “al escuchar “la guerra en Colombia”, pudiera imaginarse una situación como la que se vivió en Vietnam o lo que existe hoy en día en Siria, Irak, Afganistán, Nigeria, Yemen del sur, Sudán y otros casos”.

En cambio, para la terminación de la confrontación armada en Colombia, se ha empleado la expresión técnica “conflicto armado nacional” para sustraer de la violencia los elementos que llevaron al acuerdo final entre las partes.

Que las respuestas del odio no hagan fracasar los acuerdos de paz con las Farc

El editorial de El Espectador llama la atención sobre el riesgo de que en el país se repita la historia de exterminio de la UP.

En marzo de 1986 la UP participó por primera vez en un proceso electoral y obtuvo catorce curules a Senado y Cámara. Sin embargo, la respuesta del odio de quienes no querían compartir el espacio político también fue contundente: incluyendo dos candidatos presidenciales, siete congresistas, trece diputados, once alcaldes y 69 concejales, fueron más de 3.000 los miembros de la UP asesinados. En la práctica, eso significó la disolución del partido y envió un mensaje claro a los guerrilleros que estaban considerando regresar a la vida civil: “no son bienvenidos”.

En otro aparte el diario afirma lo siguiente:

Lo dijimos en el editorial sobre la muerte de Cecilia Culcué: que las fuerzas interesadas en silenciar las voces críticas no sean capaces de sembrar el miedo que lleva a situaciones como la ocurrida con la UP”.

No es de extrañar que el Balón de Oro se divorcie de la Fifa

En palabras de Alfredo Relaño, no estaban muy conformes en París (sede de France Football, creador del Balón de Oro original), donde “sentían que la Fifa no les daba el lugar que les correspondía”.

“El Balón de Oro volverá a ser lo que fue, votado sólo por periodistas”, opina Relaño. “Y se supone que la Fifa desempolvará su fallido ‘Fifa World Player’, […] Este, votado por gente del fútbol que, lo hemos venido viendo, actúa muy condicionada”. Sin embargo, algo positivo en todo esto destaca el columnista de As:

Quizá un año gane el uno Cristiano y el otro, Messi y así, todos contentos, aunque sea por una vez”.

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