El mandatario estaba anunciando medidas como la inclusión de más buses a la flota del sistema y la renegociación de los contratos con las empresas operadoras, entre otras, pues en los ocho años de implementado el sistema no ha prestado un buen servicio.

El Alcalde se emocionó tanto que lloró ante los periodistas.

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Pero esta no es la primera vez que Armitage llora en público. En 2015, por ejemplo, asistió a un congreso de Infraestructura después de ser electo alcalde. Allí hizo una reflexión sobre la responsabilidad que iba a tener con la gente que tuvo la confianza de elegirlo. También hablo de paz y de superar la desigualdad a tal punto de derramar algunas lágrimas.

Esos episodios lo pusieron aún más en la mira de la oposición pues empezaron a cuestionar su salud mental, e incluso le insinuaron que debía hacerse un examen psiquiátrico para comprobar que sus cambios emocionales no se debían a algún desbalance mental ni a problemas médicos porque podría ser demasiado para el cargo.

Incluso en alguna ocasión Armitage dijo en una entrevista: “De golpe se me salen las lágrimas pero eso es normal. Cuando la gente dice mentiras a mí me da rabia. Si eso es estar loco pues entonces estoy loco, pero yo creo que es sano llorar en este país. A este país le hace falta gente que lo llore”.

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