Según un confidencial de Semana, el empresario no quiso  aprovecharse de su privilegiada posición económica para ir tras el Canal Uno.

Tampoco le sonó competir contra un consorcio de periodistas (Yamid Amat y Daniel Coronell) cuyas programadoras se unieron (en una sociedad llamada Promesa Sociedad Futura) para seguir emitiendo sus noticieros a través del Canal Uno.

Sarmiento Angulo, que ocupa el puesto 124 entre los hombres más ricos del planeta, según Forbes, había considerado centrar su interés en este canal público ante la indecisión del Estado en la adjudicación del tercer canal privado de televisión.

Por eso su nombre figuraba entre los más seguros jugadores que irían por el Canal Uno puesto que el músculo financiero de su organización podía competir, y de sobra, con una propuesta superior a los 30 millones de dólares, equivalente al 50 % de la calificación que exige la Autoridad Nacional de Televisión (ANTV) para otorgar la licencia.

Actualmente, la explotación del Canal Uno está en manos del Jorge Barón TV, CM&, NTC y la RTVC, cada uno con el 25 % de los espacios.

Jorge Barón había interpuesto una tutela para frenar el proceso licitatorio mientras se resolvía la prolongación de sus derechos por un periodo de 10 años. La tutela fue negada y la ANTV prosiguió.

El único oferente fue la sociedad Promesa Sociedad Futura (NTC, RTI y CM& y una firma inversionista extranjera), explica Semana.

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