Con promesas llamativas que convencen a cualquier persona que desea salir adelante y cumplir sus sueños de progresar económicamente, la mujer, que trabajó en Colombia bajo el alias de ‘Adriana Sánchez’, estafó a casi medio centenar de personas en San Miguel, Putumayo y en Sumapaz, localidadcercano a Bogotá, según la denuncia de Salud Hernández para El Tiempo.

Wilmer Zambrano, uno de los que cayó en la trampa, contó que un hombre llamado Jaime Gaitán, que ya había trabajado en España como jornalero, le prometió un trabajo en una finca como recogedor de frutas, cuyo pago por hora rondaba por los 30 mil pesos colombianos, una oferta que pocos se negarían a aceptar.

Gaitán, un hombre de confianza conocido en la región, se alió con la Fundación Asomupaz y ‘Sánchez’, que era la encargada de llamar a las víctimas y convencerlas de hacer sus sueños realidad.

Pedía un total de 6 millones de pesos para realizar los supuestos trámites, y en el caso de Zambrano, un hombre humilde, aseguró que con 3 millones de pesos más podría viajar con sus hijos.

Hoy es el día en que no ha vuelto a ser contactado por la mujer, de la que hoy en día se desconoce su paradero.

Las exitosas estafas las logró con ayuda de su esposo, Julio Alberto Vargas, que trabaja en la oficina del consulado de España en Bogotá como el encargado del papeleo de las visas de trabajo que son solicitadas por trabajadores colombianos que viajarán a ejercer labores en ese país, tuvo la facilidad de crear promesas que aseguraban un buen futuro.

Bello, conocida como ‘La Española’, desertó y dejó las armas en 2004 para dedicarse a crear una ONG para ayudar a varios de sus compañeros que también optaron por dejar las armas, sin embargo, decidió dejar ese proyecto atrás y ganarse la vida a costa de los demás.

La mujer estuvo en la cárcel en 2012, informó El Espectador en ese entonces, y estuvo en la lista de los 25 más buscados por la Interpol por los mismos cargos de los que hoy se le acusa, pero logró salir sin problema a seguir cometiendo los mismos delitos.

LO ÚLTIMO