El abuso ocurrió mientras estuvo 10 meses encarcelado, luego de ser capturado en Bogotá. En una entrevista con The New York Times, el empresario dijo sobre el momento de su abuso:

“Me ordenaron bajar de la placa donde dormía. Llevaba una camiseta y una pantaloneta. Me empujaron al suelo por la cabeza y los hombros. Uno de ellos tenía un cuchillo en mi manzana de Adán. Traté de dejar mi cuerpo, fingir que no estaba viviendo eso. Quería morir. Desde ese momento me arrepiento de no haber sacudido mi cabeza y haberme cortado la garganta”.

Isaza fue capturado en septiembre de 2015 mientras estaba en un viaje de negocios en Bogotá. Había planeado regresar a Filadelfia, Estados Unidos, cuando fue capturado por “una docena” de agentes. En su momento pensó que algún familiar había sido secuestrado. Sin embargo, pronto le dijeron que estaba bajo arresto, y en ese momento solo le explicaron que era una orden de las autoridades estadounidenses. Luego fue trasladado a La Picota.

Isaza describió las desagradables condiciones por las que tuvo que pasar mientras estuvo en la prisión bogotana. Por ejemplo, asegura que había cientos de personas amontonadas contra las paredes y los barrotes, y afirma que el olor a vómito y heces era “abrumador”. “Había gente que literalmente defecaba en sus pantalones”, dijo.

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El empresario debía ser extraditado a Estados Unidos, en donde debía asistir a una corte de Manhattan para enfrentar cargos por conspiración para cometer fraudes de seguridad. Isaza esperaba que su extradición a territorio estadounidense no tardara mucho. Sin embargo, las semanas pasaron, y él siguió en La Picota.

Ni siquiera valieron las gestiones de sus abogados con la embajada de Estados Unidos en Colombia, donde aseguraron que su cliente podría ser abusado e, incluso, asesinado. Los juristas pidieron que fuera liberado y puesto en custodia de un funcionario estadounidense que, al llegar al país, fuera recapturado. Pero las autoridades estadounidenses dijeron que no podían hacerlo porque el protocolo legal las tenían “con las manos amarradas”. En el siguiente mes de octubre ocurrió la violación.

Isaza finalmente fue extraditado a Estados Unidos en julio de 2016. Todavía no está muy claro por qué las autoridades lo capturaron en Bogotá y no cuando regresara a Estados Unidos. La explicación es que había riesgo de que el acusado se fugara y pudiera viajar a Emiratos Árabes, donde tiene familia.

Ahora, el empresario está en su casa en Nueva York, a la espera de su juicio. Sin embargo, dice que está vivo de milagro, porque después de la violación, fue acusado en la misma prisión de haber hablado sobre lo que pasó y eso, cuenta, es lo peor de lo que lo pueden señalar en una cárcel. Según cuenta, sigue con vida porque no dijo los nombres de las personas que lo sometieron, y agregó:

“Simplemente no entiendo por qué Estados Unidos dejaría que uno de sus ciudadanos fuera sometido a algo así, y quiero ayudar para asegurar que esto no vuelva a pasar nunca”.

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