La académica de la Universidad de los Andes María José Álvarez Rivadulla responde en ‘El Espectador’ que aquello de “los pilos con (solo se integran con) los pilos y los ricos (solo se integran) con los ricos no es tan real”.

“Un mensaje importante es que la convivencia no es sencilla ni evidente, pero está ocurriendo…  Al mirar sus redes, son diversas. No quiere decir que su mejor amigo no sea otro pilo, pero están haciendo más relaciones de las que son conscientes”, dijo Álvarez Rivadulla, quien agregó que con solo 4 años el programa ya está “rompiendo fronteras y prejuicios sobre el lugar donde se vive, el dinero que se tiene”.

Pero la integración no ha sido fácil para los ‘pilos’, a la luz la desigualdad, o los sentimientos involucrados en la integración, como la vergüenza (por los orígenes, cómo visto, cómo hablo) o el orgullo por haberlo logrado.

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“En una entrevista, una chica me decía que descubrió que la sala de la casa de una compañera era más grande que su casa. Hay un dimensionamiento de la brecha de desigualdad. Ven cosas que nunca habían visto”, le dijo a El Espectador.

“Un testimonio que me rompió el corazón fue el de una estudiante que dijo que donde vivía había muchos “ñeros” y ella no pertenecía a eso”, agregó.