El columnista de El Espectador Armando Montenegro se lo preguntó este domingo: “¿Aprueban ellos el golpe contra el Congreso, la persecución de la oposición y la subyugación del sistema judicial? ¿Están de acuerdo con las brutales restricciones a la libertad de expresión y de prensa?”.

Dos días antes, Darío Arizmendi, director del espacio ‘6 AM Hoy por hoy’, ante la ‘anulación’ de la Asamblea Nacional y la golpiza que propinaron miembros de la guardia venezolana a su corresponsal, Elyangélica González, fue más enfático y sin nombrarlos dijo que 2 candidatos presidenciales (Petro y Piedad) tenían simpatías por el modelo venezolano y lo querían para Colombia. No lo dijo una sino varias veces a lo largo del programa.

Aunque son censurables los silencios de las Farc y de Piedad, si se piensa en términos electorales, como lo hizo Arizmendi, pareciera que el único pronunciamiento que tendría importancia es el de Gustavo Petro. Pero sus manifestaciones sobre la última crisis de Venezuela han sido escasos, por decir lo menos.

En Twitter, su plataforma por excelencia, solo hay un trino: “Solo el poder constituyente puede superar el parlamento. Tengo que rechazar por tanto la acción del gobierno venezolano contra su parlamento”.

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Asumiendo que un trino fuera suficiente, ¿absuelve todas las dudas que se tienen respecto a su posición respecto al modelo venezolano?

Claramente no, por lo que los pronunciamientos de los columnistas y periodistas para que lo haga tienen sentido, en especial por sus opciones de llegar a la Presidencia, a pesar de la inhabilidad que pesa en su contra por las sanciones de la Procuraduría General de la Nación y la Contraloría de Bogotá.

Y es importante dado que Petro aparece en los primeros lugares de las encuestas de preferencias electorales en Colombia.

De hecho, un confidencial de la revista Semana lo pinta como uno de los que le daría pelea a Vargas Lleras, aunque perdería.

“El exvicepresidente les ganaría a Humberto de la Calle (40 versus 34%); a Clara López (44 versus 35); a Gustavo Petro (44 versus 33); y a Iván Duque (54 versus 17). El único que ganaría a Vargas sería Sergio Fajardo con 48 versus 36”, dice la revista, citando al Centro Nacional de Consultoría.

Aunque es prematuro para pensar en estas encuestas como algo definitivo, sí pintan un buen posicionamiento de Petro.

Su pronunciamiento sobre el caso venezolano es apenas un síntoma de un problema mayor que enfrenta: “definir el lugar que ocupa en el espectro político”, dice Semana.

La revista cuenta que hace 2 semanas en un encuentro organizado por el excongresista Luis Carlos Avellaneda nadie le paró bolas cuando llamó a una gran coalición de fuerzas alternativas.

Además de tener fricciones con los otros candidatos de la izquierda, como Clara López (cuya candidatura no habría apoyado, pero sí la de Rafael Pardo), y Jorge Enrique Robledo (que lo criticó por haber apoyado a Santos en su relección), Antonio Navarro y Claudia López creen que Petro –dice Semana- “los inclinaría hacia la izquierda radical”, precisamente la que apoya el modelo venezolano.

El relativo (por aquello del trino) silencio de Petro respecto a Venezuela tiene más explicación en su sentido de la oportunidad al apoyar y capitalizar causas populares, una de las cuales no es el régimen de Maduro en Colombia, que según varias encuestas lo ubican con la imagen más desfavorable en Colombia.

Petro podría tener simpatía por el modelo venezolano, pero no la va hacer explícita porque no entra en el espectro de causas populares en las que es experto en capitalizar: cambio climático, movimiento antitaurino, Transmilenio, comunidad LGBTI, el metro, etc.

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