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Santos Gómez toma como base en su columna los tres grandes hechos electorales que se surtieron este año en el mundo: el Brexit en Gran Bretaña, el plebiscito por la paz en Colombia y el triunfo de Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos, y a partir de ahí examina el papel que jugaron periodistas y los grandes medios de comunicación en esas jornadas.

Eso le permite concluir, por ejemplo, que “ese reportero aleccionador, dictatorial por momentos desde una tribuna intocable, poseedor de la verdad según sus propios criterios, no existe más”, como tampoco importan hoy los editoriales políticos o los directores de periódicos que antes “se alineaban con un candidato, una reforma o una postura partidista, [y] transformaban el destino de una sociedad”.

Y se pregunta: “¿Quién direcciona hoy, entonces, la ciudadanía crítica? ¿A quién importa la postura de un medio como conciencia política?”. Para avanzar en una respuesta, el columnista da unas pistas: “Los que se apropian de los nuevos canales y métodos informativos son generaciones nuevas capaces de asimilar y contrastar, con inmensa rapidez, posturas disímiles. Fuentes diversas. Construyen sus propias unidades temáticas e interpretativas a partir de retazos”.

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