Después de tres años de contactos secretos y varios meses de demora, delegados del gobierno de Juan Manuel Santos y del Ejército de Liberación Nacional (Eln) instalarán la mesa de negociaciones a las 5 de la tarde en la Hacienda Cashapamba, una propiedad de los jesuitas a unos 30 km de Quito.

En una ceremonia de una hora y media, los jefes negociadores del gobierno, Juan Camilo Restrepo, y de la guerrilla, Pablo Beltrán, abrirán el proceso de paz ante los representantes de los países garantes (Ecuador, Brasil, Chile, Cuba, Noruega y Venezuela), 150 invitados y unos 60 medios de comunicación nacionales e internacionales.

Según fuentes de la cancillería ecuatoriana, las dos delegaciones empezarán los debates el miércoles y convocarán a la prensa cuando lo crean conveniente para informar de los puntos que vayan acordando.

En Ecuador se celebrarán la primera y la última ronda de negociaciones. El resto será en los otros países garantes.

Hay buen ambiente

La mesa con el Eln debía haberse instalado en octubre. Pero Santos exigió antes la liberación de un excongresista, en poder de los rebeldes desde abril, y éstos reclamaron a cambio que dos compañeros presos fueran indultados y otros dos fueran nombrados facilitadores de paz.

Con la entrega de Odín Sánchez, el indulto a Nixon Cobos y Leivis Valero, y la designación de Tulio Astudillo y Wigberto Chamorro, se allanó el camino hacia los diálogos.

La liberación este lunes por parte de la guerrilla del militar Fredy Moreno Mahecha, capturado el 24 de enero en el departamento de Arauca, refuerza la confianza en este proceso.

“Es un hecho que genera un buen ambiente”, declaró a la AFP el senador de izquierda Iván Cepeda, facilitador de los diálogos con las Farc, que llegó a Quito este lunes.

Sin esto, “la mesa hubiera empezado ya con cuestionamientos serios”, explicó por su parte Kyle Johnson, del International Crisis Group.

Transformación social

El proceso de paz con el Eln, oficialmente con unos 1.500 combatientes, “se anuncia difícil”, diferente al que se desarrolló durante cuatro años en Cuba con las Farc, indicó el politólogo Frédéric Massé.

EL Eln tiene reivindicaciones un poco más fundamentalistas que las Farc […], quiere cambios mucho más profundos”, dijo a la AFP este profesor de la Universidad Externado de Bogotá.

No se presenta como un representante del pueblo, sino como un mediador. Para el ELN, es la sociedad la que debe negociar”, agregó.

La “participación de la sociedad civil en la construcción de la paz” es precisamente uno de los seis puntos de la agenda, que también incluye los de “democracia para la paz”, “transformaciones para la paz”, “víctimas”, “fin del conflicto armado” e “implementación”.

“Uno de los puntos más difíciles va a ser el de transformaciones para la paz, no porque el Eln esté pidiendo una cosa maximalista, sino porque un sector del gobierno sigue pensando que la paz es igual al desarme de los guerrilleros sin hacer ningún tipo de transformaciones sociales”, explicó Víctor de Currea, autor de varios libros sobre el ELN.

No se va a buscar una negociación apresurada por la campaña electoral (presidencial) que va a haber en 2018 en Colombia”, advirtió.

AFP