El domingo en la mañana se conoció que el premio gordo de 26.000 millones de pesos que entrega el Baloto se había vendido en Belén, Boyacá, un pueblo de unos 7.000 habitantes en donde guardar un secreto así es casi imposible.

Y más aún si se tiene en cuenta que en la población solo hay un punto autorizado para vender el juego: la droguería El Descuento. Fue en ese sitio en donde los belemitas se aglomeraron para identificar al ganador, especular sobre lo que harían con ese dinero y para celebrar a ritmo de carranga.

Este lunes, el alcalde de Belén, Alberto Rincón Guzmán, dijo a Caracol Radio que para evitar que corra peligro lo mejor es “brindarle protección al nuevo millonario”, al que se refirió como un humilde trabajador que se gana la vida comercializando ganado y vendiendo carne en la planta de sacrificio de la población.

Con toda la presión que se le vino encima, el pequeño comerciante decidió abandonar el pueblo llevándose a su esposa, a sus dos hijos, a varios de sus hermanos y a otros familiares que habitaban allí, confirmó El Tiempo.

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Y no era para más, pues la recomendación que da la empresa operadora de Baloto (Gtech) al ganador es “actuar con mucha prudencia, ser muy cautelosos (…) y mirar a qué personas se les cuenta o se les comparte el premio”, según dijo en 2012 la gerente de Gtech María Clara Martínez, a Portafolio. No obstante, en este caso ya todo un país sabe dónde vive el ganador.

Por ahora, amigos y autoridades locales consideran que abandonar su tierra natal fue la mejor decisión que pudo haber tomado el joven, ya que convertirse en millonario de la noche a la mañana también puede ser un problema.

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