Lo que vamos a hacer es abrir la frontera en forma gradual”,

dijo Santos al explicar que los cinco cruces estarán operativos durante 15 horas diarias.

Posteriormente, cuando entren en vigencia algunas de las medidas que se discutieron y aprobaron los dos mandatarios, la normalidad se restablecerá, dijo el presidente Santos.

Uno de los puntos que se adoptó fue el de un documento de identidad binacional, que será el que les permitirá pasar la frontera normalmente, señaló Caracol Radio.

Tras una pausa, los equipos de los dos países volvieron a sentarse para discutir puntos pendientes y hacer los anuncios. Lo mandatarios discutieron en Puerto Ordaz las condiciones para reabrir la frontera binacional, cerrada desde hace casi un año.

Los mandatarios revisaban un informe de sus equipos, tras lo cual anunciarán una serie de decisiones para la normalización de los pasos limítrofes.

Procederemos a recibir el informe de las delegaciones y en unos minutos informaremos los logros de esta jornada de trabajo”,

dijo Maduro en una breve declaración a la prensa en el Club Macagua, de la calurosa Puerto Ordaz.

Por su parte, Santos indicó que el documento contiene los acuerdos alcanzados por los ministros para tener una “frontera normal”, que “traiga beneficios a todos y no problemas”.

La decisión que tomamos hace algunas semanas es estudiar la forma de ir normalizando la situación en forma gradual, ordenada”,

añadió.

El encuentro presidencial fue anunciado la semana pasada por las cancilleres María Ángela Holguín (Colombia) y Delcy Rodríguez (Venezuela), como el escenario en que Maduro y Santos definirán la regularización de los corredores limítrofes.

Unas 14 citas de comisiones binacionales antecedieron a esta cumbre.

En esas reuniones se discutieron aspectos migratorios, comerciales y de seguridad en el territorio de 2.219 km, afectado por el contrabando y bandas criminales ligadas al narcotráfico, según las autoridades.

Acuerdos migratorios y de seguridad 

Maduro ordenó el cierre de la frontera el 19 de agosto de 2015 tras un ataque de supuestos paramilitares colombianos contra una patrulla militar venezolana, que dejó tres heridos. En ese entonces también declaró el estado de excepción.

Inicialmente fue clausurado el paso por Táchira, pero la medida se extendió luego a otros estados fronterizos.

En la reunión de cancilleres de la semana pasada se resolvió la creación de una cédula de identidad especial para los residentes de la frontera, así como un aumento de los controles de seguridad, en el marco de la lucha conjunta contra el contrabando de gasolina, el tráfico de drogas y el crimen organizado.

Autoridades policiales y militares también se citaron el martes pasado en la ciudad venezolana de San Antonio del Táchira, fronteriza con la colombiana Cúcuta.

Allí se creó una instancia de cooperación contra el crimen organizado y se acordó un nuevo esquema aduanero.

El llamado Centro Binacional contra el Crimen Organizado se formalizó como resultado de un acuerdo alcanzado en junio por los ministros de Defensa Vladimir Padrino López (Venezuela) y Luis Carlos Villegas (Colombia).

La cooperación en seguridad había quedado en suspenso tras la medida de cierre.

Con miras a la reapertura, los dos países también pactaron la instalación de gasolineras venezolanas en el lado colombiano.

Sobre esos expendios, la canciller Rodríguez explicó que fue un planteamiento de su gobierno y consiste en vender la gasolina venezolana -la más barata del mundo- en pesos colombianos.

El cierre produjo crispación

El cierre de la frontera crispó las relaciones bilaterales, tras la deportación y éxodo de miles de colombianos por parte de las autoridades del país vecino.

Según cifras de Naciones Unidas citadas en un informe de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), desde el 21 de agosto al 9 de septiembre de 2015 un total de 1.482 colombianos indocumentados fueron deportados, mientras que 19.952 retornaron por miedo a ser expulsados.

También salieron debido a que, por su condición migratoria, ya nos les vendían alimentos y sufrían “discriminación y persecución” por parte de autoridades, de acuerdo con el reporte.

La CIDH denunció en esa oportunidad una crisis humanitaria y violaciones de derechos de los deportados, lo que fue rechazado por Caracas.

El pasado 5 de julio, unas 500 venezolanas forzaron el cruce de la frontera para comprar alimentos y productos básicos, en grave escasez en su país.

Tras ese episodio, el gobierno autorizó el paso tres veces más, lo cual fue aprovechado por decenas de miles de personas para aprovisionarse, especialmente en Cúcuta.

Los empresarios, agremiados en Fedecámaras aseguran que el cierre de los corredores limítrofes ocasionó la quiebra de muchos comercios venezolanos fronterizos, con la pérdida de al menos 15.000 empleos.

Con AFP.

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