Para el fiscal General, Néstor Humberto Martínez, esa erradicación manual de cultivos ilícitos, especialmente de coca, que se implementó desde hace casi un año ha sido un fracaso. Por eso, pidió convocar a una reunión extraordinaria del Consejo Nacional de Estupefacientes para evaluar la política vigente de erradicación y “considerar explícitamente la conveniencia de reanudar la aspersión aérea”, indicó El Espectador.

Estas son algunas de las razones de Martínez para solicitar que reviva la fumigación aérea de narcocultivos, y para justificar que la erradicación manual no ha funcionado, según ese impreso y El Tiempo:

  1. Aumento de cultivos de coca: se pasó de 47.788 hectáreas en el 2012 a 96.084 en 2015. La cifra actual es de más de 100 mil hectáreas. Hay zonas donde las narcosiembras no paran de crecer. Por ejemplo, en Nariño y el Catatumbo, aumentan por encima del 66 % al año.
  2. Productividad de los narcocultivos: se pasó de 4,3 kilos de cocaína por hectárea a 6,72 kilos por hectárea.
  3. Cuando se desmovilicen las Farc: grupos como el Eln o ‘los Úsuga’ van a intentar adueñarse de los narcocultivos que deje esa guerrilla.
  4. Cumplir con fallos de la Corte Constitucional y compromisos internacionales: de combatir en todo el territorio los cultivos ilícitos.
  5. “Erradicación manual se ha vuelto imposible”: por protestas campesinas, minas anti persona, ataques armados contra erradicadores y disminución de grupos móviles de erradicación (eran 900 y ahora son solo 200).
  6. Microtráfico: aumento de producción de narcocultivos incrementó la demanda y consumo de drogas en Colombia. También el microtráfico, los problemas de salud relacionados con el consumo y la inseguridad.

Sobre esto, El Espectador, luego de consultar a Juan Carlos Garzón, experto en política de drogas de la Fundación Ideas para la Paz, añadió que de aprobarse la solicitud del Fiscal, eso tendría un gran impacto en los acuerdos de paz entre el Gobierno y las Farc, y con las comunidades:

Podría ser un paso atrás en la negociación […] El acuerdo de paz con las Farc plantea un proceso de construcción de Estado en las regiones inmersas en la economía ilícita de la coca. Se trata de ofrecer oportunidades, presentar nuevos proyectos productivos, llevar institucionalidad para que los cultivadores decidan voluntariamente salir de la coca y entrar a un mercado legal. Mientras el acuerdo de paz plantea ese proceso de reconstrucción de confianza con las comunidades, con una estrategia menos represiva, mucho más integral y orientada al desarrollo, la reanudación de la aspersión aérea iría en la dirección contraria”.

Ese medio, además, señaló que aunque Martínez indicó que se debe volver a la fumigación aérea para cumplir con más efectividad compromisos internacionales, revivir ese tipo de aspersión podría traerle problemas a Colombia como los que tuvo en 2008, cuando Ecuador demandó al país por afectar sus cultivos ubicados cerca a la frontera con las aspersiones con glifosato por aire que se hacían en ese momento.

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Adicionalmente, el experto Daniel Rico, exasesor de política antinarcóticos del Ministerio de Defensa, explicó al periódico que para regresar a las fumigaciones aéreas no solo se debe tener en cuenta el acuerdo de paz con las Farc, sino que la erradicación de cultivos ilícitos es un programa binacional con Estados Unidos y, posiblemente, ese país no esté interesado en volver a las aspersiones aéreas, en este momento.

“No es claro que en la recta final de las elecciones el gobierno de Barack Obama asuma el riesgo de reiniciar las aspersiones con un alto costo político y económico. El gobierno estadounidense asumió un alto costo en la cancelación anticipada de los programas, en trasladar aeronaves, pilotos, y la reactivación del programa requiere de una programación de muy largo plazo. Antes del 2018 es poco probable que volvamos a ver las avionetas de aspersión. El Bureau of International Narcotics and Law Enforcement Affairs (INL) del Departamento de Estado estadounidense, que es la oficina que manejaba la aspersión aérea, ahora ha priorizado otros elementos de la agenda antinarcóticos, como la reducción de la demanda o el lavado de activos”, puntualizó Rico en el medio.

 

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