El decreto de la administración establece una alerta roja en fase uno, que quiere decir que no se trata del nivel máximo para declarar una emergencia ambiental. Esto, en síntesis, se traduce también en que debe haber un plan de contingencia.

En términos técnicos, en esta oportunidad se puede considerar que la actividad de la contaminación del aire no es de una magnitud mayor, entre otras cosas, porque “las estaciones en 2016 llegaron a marcar 109 microgramos de material particulado 2,5 por metro cúbico de aire, mientras en esta oportunidad no sobrepasan los 67 microgramos”, explica revista Semana.

Con base en lo anterior, al anunciar las medidas preventivas, las autoridades también llaman a la calma y esperan que no se tenga que emitir otras alertas, como la morada y la marrón, que pueden significar una verdadera emergencia ambiental.

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“Es una medida pensando en la salud de la gente. Son medidas incómodas para las personas. Pero yo quiero decirle a la gente que esto es por el bien de todos, por la salud de todos. Entre todos vamos a aportar la solución”, aseguró el alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez, a Semana.

El diario El Colombiano, por su parte, asegura que la mala calidad del aire en la capital de Antioquia era evidente desde hace más de un mes. Incluso, asegura, era un clamor ciudadano.

“A las 8:45 de la mañana (de ayer), tres estaciones de monitoreo (La Estrella, Museo de Antioquia y Universidad) llegaron a color rojo, tras superar los 55.5 microgramos de PM2.5, lo que vaticinaba que se tomarían medidas restrictivas”, asegura el diario paisa, que admite que Medellín nunca había estado tan gris como en las últimas horas; incluso, agrega, era difícil ver las montañas.

Sumado a la medida de extender el ‘pico y placa’ en Medellín desde el jueves 23 hasta el sábado 25, la administración suspendió actividades físicas y recreativas en los colegios públicos y en los escenarios deportivos de la ciudad.

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