El hombre que aparece como responsable de la rifa se llama Carlos Hernández, y en diálogo con el portal Kienyke dijo que en un principio la rifa estaba diseñada solamente para Bogotá, entre amigos, pero que se la falsificaron en otras partes del país y fue ahí cuando comenzaron los problemas.

“Como la vaina se hizo tan viral me empezaron a llover los problemas, yo desconocía una ley de proxenetismo y trata de blancas y por tal motivo decidí cancelarla porque se me iba a ir hondo con eso. Yo no soy ningún proxeneta ni manejo a chicas que tengan esta profesión”, manifestó Hernández a ese medio.

Cuando le preguntaron de dónde nació la idea de rifar una noche con una joven prepago en un motel, acompañada de una botella de licor y hasta dinero para los taxis, el hombre dice que le quería hacer un favor a una conocida.

Tengo una amiga que está en la inmunda, tiene muchísimas deudas con goteros y se me ocurrió esta idea para ayudarla un poco con sus problemas económicos”.

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El sorteo, con un precio de 10.000 pesos la boleta, puso en alerta a la policía ya que se investigaba si la joven que estaban ‘rifando’ era menor de edad. También, si la estaban induciendo a la prostitución o si detrás de ella había toda un red de trata de blancas.

Según el coronel Engelbert Grijalba, comandante de la Policía de Córdoba (ciudad donde también anunciaron la rifa), si se trata de una menor de edad la que se ‘promociona’ en la rifa, “…allí sí estaríamos frente a un grave problema legal; si es mayor de edad, el propietario de la rifa tendría solo que estar cumpliendo con los requisitos que deben llenar este tipo de apuestas”, dijo, citado por el portal La Lengua Caribe.

Para evitarse inconvenientes legales, Hernández asegura a Kienyke que canceló la rifa y que está “devolviendo el dinero” a los que alcanzaron a comprarla.

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