Maha Abou Ráad lleva 15 años esperando que el Consejo de Estado decida a su favor un requerimiento para que su pensión sea reconocida en la justa proporción de sus aportes, después de tres décadas de trabajo en la sede diplomática, informó Semana.

En 1976 Maha perdió su empleo por no ceder a las pretensiones sexuales del entonces embajador en Colombia, Mounir Khreich, quien la acosó hasta incidir en su salida de la delegación libanesa, señaló la revista.

La exfuncionaria descubrió que, además de haber sido despedida injustamente, el servicio diplomático no pagó lo que correspondía a su pensión obligatoria por lo que nunca recibiría la mesada según el salario que devengó en 30 años.

Un caso similar a ese fue el que vivió la colombiana Adelaida García Borrisov, quien trabajaba como traductora en la misma sede diplomática y no pudo pensionarse porque la Embajada no transfirió los recursos de los últimos 10 años.

Aunque en este último caso, la justicia colombiana ordenó a la representación diplomática pagar una indemnización por 180 millones de pesos, en el caso de Maha Abou Ráad la decisión está trancada en el Consejo de Estado, destacó Semana.

La razón por la que el país debe afrontar este tipo de obligaciones es porque el Líbano renunció a su inmunidad diplomática y se acogió al marco fiscal colombiano, lo cual hace que el país deba asumir la vigilancia sobre los pagos obligatorios al sistema que esta entidad debía hacer.

Al omitir esta regulación, Colombia se hace responsable de las omisiones de otros y queda expuesta a sanciones económicas.

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