Los datos los reveló El Espectador, luego de conocer un informe de la Fiscalía sobre reclutamiento ilícito de menores en las Farc que será entregado al Tribunal de Justicia Transicional cuando el Gobierno Nacional y esa guerrilla firmen el acuerdo de paz.

Las hojas de vida de los menores reclutados por las Farc —parecidas a las de guerrilleros mayores— fueron hechas para evitar que se fugaran y contenían los siguientes datos:

1. Personales: nombres completos de los padres y hermanos, para amenazarlos o matarlos si había rebeldía de los menores; lugar de residencia, y fecha y lugar nacimiento de los reclutados.

2. Relacionados con las Farc: fecha y lugar de ingreso del menor a la guerrilla y familiares que tienen en la guerrilla (por medio de estos también controlaban a los reclutados y evitaban futuras fugas).

En este punto también anotaban, detalladamente, los cursos de entrenamiento que tenían los niños para verificar en qué nivel de adoctrinamiento iban (les enseñaban desde política, enfermería y obediencia hasta uso de explosivos y armamento pesado, fabricación de armas hechizas, asaltos, camuflaje y hostigamiento), y el frente en el que combatían (cada bloque tenía asignados 100 mil registros para guerrilleros):

  • Caribe: tenía los registros de 100.000 hasta 199.000
  • José María Córdoba: desde el 200.000
  • Magdalena Medio: a partir de 300.000.
  • Comando Conjunto Central: desde 400.000.
  • Comando Conjunto Occidental: a partir de 500.000.
  • Oriental: desde el 600.000.
  • Sur: a partir de 700.000.
  • Columnas móviles: desde 800.000.
  • Reservas: de 900.000 en adelante.

3. Historia clínica: detallando desde las enfermedades que habían tenido en el monte hasta, en el caso de las mujeres, enumerar cuántos abortos o legrados les practicaban.

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4. Actualización de datos: para determinar si los menores reclutados morían o se desmovilizaban. Si se registraba esta segunda opción, los comandante usaban los datos anteriores para buscarlos y, según una hipótesis de la Fiscalía citada por el medio: “Si no lograban que retornaran, amenazaban a sus familiares o, en algunos casos, los asesinaban”.

Finalmente, el periódico añade que el informe de la Fiscalía señala que, además de los cursos de entrenamiento (algunos dados en el país y otros en 4 bases de las Farc en Venezuela), la guerrilla tenían Clubes Infantiles Bolivarianos en el que usaban niños de 5 años a 12 años, al parecer, no reclutados, y con ‘ayuda’ de los padres los adoctrinaba en cómo ser “luchadores por los cambios sociales y convirtiéndose en un revolucionario”, en veredas, caseríos, centros de estudios y residencias “cercanas a las zonas donde las Farc tuvieran injerencia”. Además, en serranías y cerca de asentamientos indígenas.

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