En promedio serían unos 410 barriles diarios, con un valor estimado en 22.550 dólares, los que son robados del Oleoducto Trasandino (OTA) para ser llevados a los laboratorios de procesamiento de cocaína, en el sur del país, o para alimentar la maquinaria usada en la explotación de la minería ilegal, informó la petrolera al diario El Espectador.

Los criminales instalan válvulas ilegales a lo largo del tramo del oleoducto (unas 1.200 fueron ubicadas por las autoridades en los últimos 2 años) principalmente en Tumaco en donde se han desmontado unas 257, añadió el periódico.

Los delincuentes sustraen el petróleo y los refinan artesanalmente para convertirlo en ´pategrillo’, un combustible que es empleado en el procesamiento de la pasta de coca, y es almacenado en canecas de metal o de plástico en fincas cercanas al oleoducto,  destacó La Verdad Abierta.

El impacto ambiental que la extracción, procesamiento y vertimiento del ‘pategrillo’ es enorme. De 10 galones extraídos, solo 4 son utilizados por los delincuentes y el resto es derramado en fuentes en agua o esparcidos en la tierra como se precia en un video obtenido por ese portal de investigación y análisis.

El municipio de Tumaco es uno de los puntos más críticos porque es ahí en donde se articula buena parte de la exportación de sustancias ilícitas hacia Centroamérica. Son muchas manos oscuras las que intervienen de este negocio que está desangrando las financias de la petrolera.

Por un lado, la guerrilla del Eln es uno de los actores identificados, pero en esta práctica también incurren delincuentes y criminales organizados que operan bajo las órdenes de los carteles del narcotráfico mexicano y otros de origen panameño, reveló un informe de El Colombiano.

También son reclutados ciudadanos de origen ecuatoriano que son más “confiables” y menos temerosos que los colombianos ante la inminencia de ser capturados por las autoridades o de perecer en alta mar mientras transportan toneladas de cocaína a bordo de lanchas rápidas, agregó el periódico antioqueño.

En Catatumbo, Norte de Santander, la situación también es compleja. Un informe de El Espectador de mediados de este año, advierte que en esa convulsionada región del nororiente del país se han encontrado unas 30 válvulas  de las que se habrían hurtado unos 104.000 barriles entre enero y marzo de este año.

El impacto ambiental, agrega el mismo medio, habría afectado al menos unos 50.000 metros cuadrados con graves afectaciones al medio ambiente.

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