Todo empezó cuando el lunes en la noche un hombre, que aparece identificado en Twitter como Alejandro Reyes, se quejó en la red social porque el ‘rapitendero’ que le llevó el domicilio a su casa tenía una esvástica tatuada y, según él, eso le hace “apología al genocidio”.

Una vez envió el trino pidiendo una explicación a Rappi Colombia, el tema se volvió tendencia y la mayoría de comentarios se fueron en contra del hombre, pues trataban de hacerle entender que simplemente era un tatuaje y que más bien dejara “de joder por joder”.

Otros, le aconsejaron que la próxima vez se levantara de la silla y saliera a buscar su propia comida, pues pese a que le prestaron un buen servicio  (porque de eso no se queja) y le llevaron sus productos hasta la puerta de la casa, él pretendía armar escándalo por un tatuaje del domiciliario.

Aprovechando la coyuntura del tema, y respaldando el desempeño de su trabajador, la empresa decidió lanzar una campaña en redes que la bautizó como el cupón: ‘El tatuaje’, para invitar a sus clientes a que se hicieran uno a domicilio.

Así las cosas, el tema terminó dándole popularidad a la empresa en redes, mientras que el hombre del domicilio sigue explicándole a los tuiteros que “me ofendió profundamente el tatuaje”.

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