El alto al fuego termina con quejas mutuas de incumplimientos, pero con un hecho indiscutido: durante los últimos tres meses no hubo enfrentamientos entre los militares y las tropas rebeldes, por primera vez en más de medio siglo de conflicto.

Y eso alentó a las partes a discutir una nueva suspensión de acciones.

“Hemos llegado a un estadio importante que es desarrollar las conversaciones en medio del cese bilateral. Vamos a tratar de que eso se mantenga, mientras tanto esperamos que no haya un escalamiento de ofensivas”, dijo el guerrillero a AFP.

El Eln fue acusado, por ejemplo, de violar el acuerdo al asesinar a un gobernador indígena, un hecho por el que esa organización pidió perdón.

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El grupo guerrillero consideró a su vez como incumplimientos la muerte de siete campesinos cocaleros en un ataque que involucró a la fuerza pública, y las operaciones militares en sus zonas de influencia.

Para Jorge Restrepo, director del Centro de Recursos para el Análisis de Conflictos (Cerac), un futuro alto al fuego debería robustecer la misión de verificación que conforman la ONU y la Iglesia católica.

“Este cese como está tiene muchas falencias, no tiene unas reglas claras, no son públicas”, opinó a la AFP el experto, que prevé un incremento de acciones guerrilleras tras el fin del cese.

Restrepo señaló que en vez de una nueva tregua, las partes deben buscar un “acuerdo de desescalamiento” de las acciones militares con verificación.

Entre los temas pendientes para discutir están la democracia para la paz, el de las transformaciones para la paz, para superar la pobreza, la exclusión social, la corrupción y otros problemas de la sociedad, según el Eln.

El restablecimiento de los diálogos fue anunciado por el Gobierno.

Con información de EFE y AFP

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