Por eso, la mujer publicó el nombre y número del celular de uno de los policías que presuntamente la acosó sexualmente, y que llegó al extremo de exigirle el teléfono y pedirle que salieran.

De acuerdo con la denuncia, 2 uniformados inicialmente le pidieron documentos y, al ver que en la guantera tenía un accesorio de vestuario descrito como ‘correa de balas’ de un amigo, le dijeron que la iban a “judicializar por porte ilegal de armamento”.

Luego, al grupo se unieron 4 uniformados más que la rodearon y comenzaron a hacer preguntas personales, que se convirtieron en otras de connotación sexual.

“(Que) qué me gusta hacer en las noches, dónde vivo, (cuál es) mi trabajo, qué hago en mis tiempos libres, si me gusta el licor o las drogas, dónde vivo, con quién vivo… luego uno de ellos dice: ¿y tiene tatuajes? Todos los policías empiezan a decirme que les muestre mis tatuajes, y en ese momento sacan una pequeña linterna, me alumbran para que les muestre mis tatuajes”, dice Juana Ximena*.

La mujer se negó a los avances de los uniformados, con una risa nerviosa.

Los policías pretendieron pasar de las palabras ‘sugestivas’ e invitaciones explícitas “a salir” al contacto físico, diciéndole que para poderse ir tenía que dejarse ‘requisar’.

Después de la revisión, uno de los uniformados le dijo que le devolvería los documentos y la correa de balas si salía con él.

“De verdad tenía mucho miedo, y riéndome de manera nerviosa le dije: ‘Bueno, pero deme mis papeles’. El policía me dio su celular para que anotara mi número”, dice la mujer.

El nombre del policía, según el relato de la mujer, es Juan Romero.

Mientras los otros policías observaban, Romero le dijo: “No me vaya a dar número falso, porque voy a verificar; le pongo mi número y me timbra para estar seguro”.

Luego, Romero le preguntó si tenía WhatsApp para agregarla y escribirle. El uniformado le devolvió los documentos y la correa, y ella se fue.

Posteriormente, el policía la contactó por WhatsApp. La mujer no respondió, pero publicó el pantallazo.

“Esto pudo ser peor. Con lágrimas de rabia les digo a todos que esta sociedad tiene que cambiar. ¡No podemos seguir así! Todos merecemos un trato digno, seamos mujer u hombre. Más cuando se trata de una autoridad pública. Me sentí obligada y forzada… porque si no hacía lo que me decían, sentía que iba a ser peor. Me dijeron que si no me requisaban, me llevaban a la comisaria… y claro, la única forma de evitarlo era aceptar tener una cita con el policía”, dice.

Pulzo intentó comunicarse con Romero, pero él no respondió las llamadas. De otro lado, después de que se conoció la denuncia de Juana, la cuenta de Facebook del uniformado empezó a llenarse de insultos.

Nota: Al relato de la mujer se le modificó la tildación y puntuación para facilitar la lectura. Pero puede ser leído integralmente aquí. 

*El nombre que aparece en Facebook podría ser un seudónimo puesto por ella para evitar represalias.

Este es el pantallazo que ella publicó:

Facebook

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