Aunque no se atrevió a señalar abiertamente de cuáles son las empresas ni las firmas que fueron contratadas para impedir que el impuesto a este tipo de bebidas prospere en el legislativo, Gaviria dijo a Cecilia Orozco, en El Espectador, que el peso que tienen los intereses particulares de las embotelladoras ha impactado el proyecto.

Al respecto, Gaviria afirmó lo siguiente:

La batalla es muy dura, casi imposible, por muchas razones. Tal vez me voy a meter en un problema, pero voy a señalar una de tantas: en Colombia existe un maridaje entre grupos económicos y medios de comunicación que puede ser intimidante y que puede, incluso, impedir algunos debates y afectar nuestra democracia”.

El Ministro, que ha dado duras batallas para lograr efectos positivos en materia de salud a costa de su perdurabilidad en la cartera,  afirma que su iniciativa responde a un debate global, similar al que se dio contra el consumo de tabaco, y que está seguro de que un impuesto del 20 % puede reducir el consumo de bebidas en un porcentaje similar.

La evidencia acumulada muestra, de manera contundente, que un mayor precio disminuye la demanda en forma proporcional”,

agregó Gaviria.

Si bien sabe que cambiar los comportamientos de consumo solo con un ajuste al impuesto, considerado regresivo e inútil para muchos,  es una tarea casi imposible, el ministro también comprende que esta reducción traería beneficios a mediano y largo plazo como un ahorro de 200 mil millones al sistema de salud, evitaría cerca de 15.000 casos de diabetes y salvaría unas 600 vida cada año, comentó a El Espectador.

El Ministro de Salud ha pedido solamente que no se anule el debate y que no se excluya el artículo de la ponencia, dijo al diario, pero la realidad es que hablar de este tema en el Congreso es como estar “hablándoles más a los lobistas que a los congresistas”, puntualizó el funcionario.

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