Así lo plantea el portal Lasillavacia.com, que asegura que “Néstor Humberto Martínez estaba sentado sobre una bomba”.

Era la única forma de mostrar independencia, pues –recuerda Lasillavacia- fue superministro de Santos, él lo nominó para el cargo y son amigos personales.

Su decisión fue salir a contarlo con un comunicado armado bajo su supervisión, que leyó él directamente ante todos los medios. Esa forma de asumir el tema de frente le valió elogios de varios lados”,

dice Lasillavacia.com.

En el proceso de mostrar independencia, Martínez pasó por encima de la presunción de inocencia (mencionada en el último párrafo de otro artículo sobre la precipitud de Martínez publicado por El Espectador), basado solamente en el testimonio de Bula, “rendido bajo la gravedad del juramento” y el rastro del flujo de dinero desde Brasil, que pasaba por Andorra, Antigua, Estados Unidos y Panamá.

En más de 10 oportunidades durante una rueda de prensa sostenida este miércoles, Martínez solo atinó a decir que esas eran las pruebas.

(…) En su testimonio, el señor Bula no dio documentos específicos en relación con la supuesta entrega de esos recursos al doctor Roberto Prieto”,

dijo Martínez.

Pero eso fue suficiente para que armara el día anterior un ‘show’ mediático y el escándalo que sacude a Colombia.

Al precisar algo nuevo, mencionó que existen pruebas de que la plata llegó al gerente de la campaña de Santos, Roberto Prieto, a través del empresario Andrés Giraldo. Pero no se sabe si ingresó a la campaña o qué pasó después con ese dinero.

Así Martínez se niegue a aceptarlo, como de hecho lo hizo en la rueda de prensa, pronunciamientos de esta naturaleza tienen tinte o impacto político, y todos los amigos y contradictores sacan provecho de él.

El vínculo entre el escándalo y la coyuntura electoral lo menciona El Espectador, que recuerda el nexo entre Bula y el exsenador Mario Uribe, primo del expresidente Álvaro Uribe.

Y este llegó, precisamente, cuando todos los ojos se centraban en el pago de 1,6 millones de dólares que hizo el constructor brasileño Odebrecht al asesor de la campaña presidencial de Óscar Iván Zuluaga, ‘Duda’ Mendonça, al que se atribuye su triunfo en la primera vuelta presidencial, contra Santos, en el 2014.

Néstor Humberto Martínez justificó la decisión de hacer pública la acusación de Bula argumentando que la investigación quedaba en manos del Consejo Nacional Electoral (al que llaman un organismo ‘eunuco’, porque no tiene ‘herramientas’ para hacer algo).

Teóricamente, el Consejo será el que tendrá que hacer la tarea que, para no ‘usurpar’ funciones, no hizo la Fiscalía; por ejemplo, recolectar y evaluar las pruebas, escuchar a los implicados. Mientras tanto, lo que queda en la cabeza de todo el mundo, literalmente, porque así fue presentado por la prensa internacional, es que “entró plata a la campaña presidencial de Santos”.

Para rematar con otra declaración polémica, Martínez negó que este el caso Odebrecht fuera comparable con el proceso 8.000, con el argumento (de minucia académica) de que el segundo fue un proceso judicial, y que este (el del ingreso de dinero a las campañas) “será un proceso de naturaleza administrativa, que se curse ante el Consejo Nacional Electoral a partir de la compulsa (remisión) de copias que se hizo el día de ayer. En segundo lugar, no se está hablando de recursos provenientes del narcotráfico”.

“Tenemos que tener en cuenta que para el año 2014, época en que Odebrecht habría financiado algunas campañas en el país, Odebrecht no tenía mácula o ningún tipo de señalamiento sobre su integridad moral, integridad empresarial, de tal manera que no puede hacerse ninguna similitud con el proceso 8.000. Habrá que esperar que el Consejo Nacional Electoral produzca las decisiones (SIC)”, dijo.

Probablemente, Odebrecht no tenía mácula o algún tipo de señalamiento sobre su integridad moral, integridad empresarial entonces, pero para esa fecha, y desde 1992, el ingreso de dineros extranjeros a las campañas violaba la Constitución.

El origen lícito de dineros no oculta la presunta intención –porque Martínez no aportó ninguna prueba- (como ocurrió con los dineros ilícitos del narcotráfico) de querer incidir en la elección para poder reclamar los favores de un candidato ganador. En eso se parecen los 2 procesos.

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