Ocurrió en la primera emisión de este miércoles, que abrió con la información de que había llegado la fecha en la que se conocería cuál sería la sentencia contra Rafael Uribe Noguera por el asesinato de la niña Yuliana Samboní.

Sin embargo, ese enfoque se desplazó por la presentación en estudio de Edward Porras (‘El ojo de la noche’), invitado especial para que contara detalles de la manera como cubrió ese día (5 de diciembre de 2016) la noticia.

El diálogo que sostuvieron Juan Diego Alvira y Catalina Gómez, presentadores de esa franja noticiosa, con Porras, estuvo marcado por los elogios mutuos y exaltaciones que dejaron en un segundo plano la verdadera noticia.

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De hecho, Porras estuvo en el set y su versión de los hechos del día del asesinato de Yuliana (Juliana, según Porras) fue primero que los reportes que, en vivo, tenían preparados Julián Ríos desde el complejo judicial de Paloquemao y Héctor Rojas desde el edificio Equus 66.

El espacio noticioso, sin embargo, adobó su postura de autoaclamación con un dato que sí resulta novedoso en toda esta historia: que una “entidad” se ofreció a llevar a los padres de Yuliana Samboní y al cadáver de la niña al Cauca de manera inmediata, seguramente para afectar la acción de las autoridades.

Por lo demás, el diálogo entre los tres comunicadores se surtió en los siguientes términos:

—Este periodista que ustedes están viendo en este momento fue quien alertó al país por ese hecho que pudo haber quedado en la impunidad, tal vez, ¿no, Edward? —comienza Alvira en su presentación de Porras.

—Una cifra más… —añade Catalina Gómez, aludiendo claramente al hecho de que si no hubiera sido por Noticias Caracol, el caso de Yuliana habría pasado solo a las estadísticas.

—Eso era lo que estaban buscando muchas personas, Juan Diego —dice, a su turno, Porras.

Pero la idea de que la justicia no estaba actuando o que lo hizo a partir de la información del noticiero queda desvirtuada por dos razones: una, que Porras admite que sus fuentes (necesariamente autoridades) fueron las que lo pusieron al tanto del hecho con una llamada (lo cual indica que ya trabajaban sobre el caso) y a partir de ahí él comenzó su reportería; y dos, que cuando llegó al edificio Equus 66 ya había un vehículo con agentes del Gaula.

Además, medios como Caracol Radio también daban cuenta del hecho y de lo que estaban haciendo las autoridades: “El grupo Gaula de la Policía de Bogotá fue activado y se logró establecer por información de fuentes humanas que la menor fue raptada por un hombre que se movilizaba en una camioneta gris. Los investigadores ubicaron el vehículo dentro de un lujoso conjunto residencial en El Chicó pero además dentro del apartamento del propietario de la camioneta hallaron la niña muerta y con signos de tortura y abuso sexual”.

—Escuchen, porque esto no lo saben nuestros televidentes —continúa Alvira—. Esto es algo que ocurrió y nuestro periodista, por su agudeza, por su insistencia, logró develar. ¿Qué?

Porras dio detalles de cómo comenzó el cubrimiento de esa información en un relato saturado de primeras personas (“nosotros”) y que termina con la idea de que muchas personas no quisieron hablar sobre el caso, aunque ellos ya tenían “todas esas fichas”.

—Con las fichas de todo lo ocurrido llegamos aquí —sigue Porras—. Wilson Quimbay, jefe de emisión… Yo le solté las fichas. Él sabía parte de lo ocurrido… Le pedimos a dios que todo saliera bien, porque era un tema muy delicado. Wilson dijo: ‘Dios mío, protégenos’. Con Wilson comenzamos a armar el rompecabezas, estuvimos en la parte de atrás (la redacción) del Noticiero (el set), cuando Wilson dijo: ‘Es así, así, así’. Lo sacamos y ya lo que ustedes conocen de Juliana.

—Sí, sí —se apresura a decir Alvira—. Por fortuna, este hecho se dio a conocer y, evidentemente, hoy Rafael Uribe Noguera es probable que sea sentenciado como lo ha pedido la Fiscalía, a 60 años de prisión.

—Un buen trabajo periodístico —añade Alvira, al tiempo que le da la mano a Porras, felicitándolo.

—Se hizo un buen trabajo —agrega Catalina Gómez.

—Muy buen trabajo también a Wilson Quimbay, nuestro jefe de emisión, que fue quien tomó la decisión, en últimas, con el apoyo de nuestro director, Juan Roberto Vargas, de jugársela para sacar esta información —sigue Alvira.

En otro segmento del informativo, vuelven al set y Alvira dice:

—Volvemos al diálogo con Edward Porras, que fue el periodista que divulgó esto. Lo dio a conocer a todo el país.

—Todos los días las noticias nos afectan, pero esta en especial qué le deja a usted —interviene Catalina Gómez—. ¿Qué le queda a usted como periodista después de una jornada tan dolorosa como la que vivió ese día?

—Catalina, ya es más la satisfacción del deber cumplido, de que se conoció el caso, de que se está haciendo justicia, por los papás, por Colombia después de lo que se supo —responde Porras—. Porque seguramente si Noticias Caracol no saca ese caso, otra sería la historia. Tal vez se conocería lo de Juliana después, en una investigación que se haga de una niña que murió. Quedaría dentro de las estadísticas.

—Es que fuimos el primer medio que lo sacó. Pero eso, evidentemente, como usted bien lo dice, no nos enorgullece —le dice Alvira a Porras—. Nos enorgullece es el haber hecho que esto terminara como está terminando.

Cabe recordar que ese día, mientras Noticias Caracol daba su versión del hecho resistiéndose a identificar que el implicado era Rafael Uribe Noguera (en uno de sus informes el periodista a cargo del tema dijo: “El principal sospecho del brutal ataque y asesinato de Yuliana es un arquitecto de 38 años, hijo de una familia dedicada al sector de la construcción y cuyo nombre nos abstenemos de informar para no entorpecer la investigación”), otros medios como Las2Orillas y en redes sociales ya señalaban a Rafael Uribe Noguera.

También deja un mal sabor que un medio reclame la ‘chiva’ de una información tan sensible como la violación y asesinato de una niña de 7 años, que por las características que lo rodearon estaba destinado a ser lo que fue: un hecho noticioso del que todo el mundo dio cuenta, porque se regó como pólvora.

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