Tan pronto se conoció la decisión del alto tribunal, Uribe se apresuró a dar su opinión al respecto, este domingo, y subió un video de poco menos de 8 minutos en la red social, en el que critica “el ánimo persecutorio” de la Corte e invita a quienes estén presos y “conozcan manipulaciones” de Cepeda a que lo denuncien.

Durante su exposición para explicar su actuación en todo este caso, Uribe incurre, en realidad, en tres lapsus, normales en cualquier persona que se dirige a un público, aun si está leyendo un texto, como hace el expresidente. Pero es uno de esos tres el que se convirtió en caballito de batalla de sus detractores, porque puede tener una connotación política.

En el minuto 4:00 de su video, Uribe dice: […] Nunca he hablado con los declarantes. La Corte debería publicar las llamadas con el abogado, que me interceptó, para que la ciudadanía examine si comité [y de inmediato corrige]… si cometí delito alguno”.

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Y en el minuto 5:44 dice: “[…] Sin mal [y de inmediato corrige] sin más alcance al utilizar el verbo ‘neutralizar’ que escudriñar la verdad y buscar el equilibrio […]”.

Pero solo 4 segundos antes incurrió en el lapsus que le están cobrando: “La Corte llega al abuso de interpretar como obstrucción de la justicia una conversación telefónica en la cual le pregunté a una persona por una noticia judicial en mi contra. Me dijo que conocía la versión contraria y que buscaría en el periodismo como manip… [ni siquiera completó la palabra: manipular, y de inmediato corrigió] neutralizar la noticia. Sin más alcance al utilizar el verbo ‘neutralizar’ que escudriñar la verdad y buscar el equilibrio”.

Para los más suspicaces, a Uribe lo traicionó el subconsciente, y con esa interpretación evocan, sin mencionarlo, por supuesto, al sicoanalista Sigmund Freud, para quien el lapsus se produce cuando lo que la persona quiere decir entra en conflicto con un pensamiento o un deseo inconsciente suyo.