“Lo importante en este momento es que en la JEP (Justicia Especial para la Paz) se pueda responder, principalmente, los motivos por los cuales las Farc pusieron esa desalmada bomba. Y también si es verdad que el señor Mancuso se hospedó en el reconocido club, y de ser así, cuál de los socios fue el anfitrión de tremendo asesino”, dice el columnista en el periódico bogotano.

Akerman recuerda que durante varios años el exministro Fernando Londoño Hoyos había sido presidente del Club. De hecho, estuvo al frente de la junta directiva hasta 2002 cuando salió para ser ministro del Interior y de Justicia del primer gobierno Uribe y renunció en 2004 para defenderse por la compra irregular de acciones de Invercolsa.

El columnista señala que El Tiempo y la revista Semana registraron (sin mencionar el lugar exacto) que el entonces jefe paramilitar de las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá Salvatore Mancuso se habría reunido con un grupo de congresistas en un exclusivo club del norte de Bogotá para tratar asuntos relacionados con la desmovilización de los paramilitares.

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“(Mancuso) Les pidió a los legisladores su apoyo para encontrar una fórmula jurídica de perdón para sus delitos que no exigiera reconocerles un estatus político”, indicó Semana un año después de que El Tiempo informara que esa reunión fue para “acordar la desmovilización de ese grupo”.

Versión que respalda el columnista con las aseveraciones del periodista sueco Dick Thomás Emanuelsson quien dijo haber conocido que Mancuso estuvo en El Nogal, pero que no reveló esa información por temor a ser asesinado.

Akerman añade que Emanuelsson publicó un detalle no menor en el que las AUC habrían anotado la dirección de El Nogal en el registro para la renovación de permisos de la página web del grupo en 2001.

“Lo interesante es que esa dirección de registro fue cambiada a una en Canadá poco después del horripilante atentado por parte de las Farc en el club”, destacó el columnista en El Espectador.

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