De no ser por una llamada telefónica que recibió Cuéllar, a las 7:00 p.m. del pasado sábado, muy probablemente ella y su hijo estarían gravemente heridos en un hospital de la capital, pues el conductor ebrio tumbó las paredes con su vehículo, según el relato de la víctima a Noticias Caracol:
Dando gracias a Dios porque yo estaba acostada con mi hijo viendo una película y él jugando con unos carritos encima de la cama, cuando me marcó una amiga al teléfono fijo. Yo me levanté a contestar y mi hijo se me fue detrás. Cuando digo aló, en ese momento oigo una explosión. Fui a asomarme y el carro estaba dentro de la casa, mis cosas estaban arrumadas y la cama partida”.
El vehículo quedó incrustado dentro de la casa y, según testigos que hablaron con el noticiero, el conductor estaba en alto estado de embriaguez y solo se le practicó la prueba de alcolimetría hasta la medianoche.
La vivienda, ubicada en el barrio Laureles, quedó destruida, se sostiene por una viga, tiene grietas que amenazan con provocar un derrumbe y, además, quedó expuesta a los ladrones.
Por su parte, el propietario de la residencia asegura que el conductor no se ha pronunciado para realizar los arreglos y ahora él y los residentes corren riesgo de habitar el inmueble, añadió el noticiero.
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