La fijación de la pena tiene como base el delito de feminicidio agravado, precisó la juez en la lectura de la sentencia, este miércoles, en el complejo judicial de Paloquemao, en el centro de Bogotá.

De manera discriminada, los 622 meses de prisión (51 años y 10 meses) a que fue condenado Uribe Noguera corresponden a:

  • 550 meses por feminicidio agravado.
  • 48 meses por acceso carnal violento agravado.
  • 24 meses por secuestro simple agravado.

 

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Sin embargo, la representante de las víctimas, la Fiscalía General de la Nación y la Procuraduría apelaron la decisión judicial, por considerar muy baja la pena contra el confeso criminal. La Fiscalía había pedido 60 años de cárcel.

La pena de Uribe Noguera no tendrá ningún tipo de rebaja por tratarse de delitos cometidos contra una menor de edad.

El culpable del atroz crimen no estuvo en la sala y escuchó en su celda de La Picota la pena que deberá cumplir.

Eso, porque Uribe Noguera, como ocurrió el pasado 11 de enero cuando enfrentó el llamado a juicio de la Fiscalía y fue declarado culpable, no asistió a esta audiencia, por razones de seguridad.

Uribe Noguera no enfrenta a la justicia cara a cara desde el 7 de diciembre de 2016, cuando fue conducido a la vista pública en la que se le imputaron los cargos. En ese momento se declaró inocente, pero luego confesó a la Fiscalía, ante la contundencia de las pruebas en su contra, que sí cometió el horrendo crimen que conmocionó a todo el país.

La condena se conoce exactamente 115 días después de que Uribe Noguera secuestrara, el domingo 4 de diciembre de 2016, a la niña Yuliana Andrea Samboní Muñoz en el barrio Bosque Calderón, nororiente de Bogotá, la abusara sexualmente y la asesinara.

Es, sin duda, un hito en la historia judicial de Colombia, por la rapidez y efectividad con que se produjo la captura, la investigación y la condena.

El abominable asesinato de la menor sacudió al país por las circunstancias que lo rodearon: la niña hacía parte de una humilde familia del Cauca que huyó a Bogotá escapando de la violencia y su victimario es miembro de una prestante familia de la capital.

Pero el hecho no se circunscribe a la inocente víctima y su feroz victimario. Con ocasión de ese asesinato se produjo el suicidio de Fernando Merchán, celador del edificio Equus 66, donde fue hallado el cuerpo vejado de la menor, y también se adelanta un proceso contra Francisco y Catalina Uribe Noguera, hermanos del homicida, que deben responder por la acusación de haber manipulado la escena del crimen y haber encubierto a su hermano.

Ahora, de hacerse plenamente efectiva la condena que profirió la juez, Uribe Noguera terminará de pagarla cuando cumpla 89 años (tiene 38). Eso, por fijarse en una niña que nunca, ni si siquiera, debió mirar.

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