Caos en erradicación de cultivos ilícitos terminará en paro agrario

María Isabel Rueda dice en su columna de El Tiempo que no entiende como el Gobierno se pone bravo con EE.UU. por el llamado de atención frente a al incremento incontrolable de cultivos ilícitos y no se espanta por el “peligro que entraña ser el mayor productor de coca del mundo”.

“Este gobierno no puede negar que el período de los tres últimos años de la negociación del acuerdo con las Farc coincide con la explosión de cultivos de coca. De manera consciente, el presidente Santos toleró “una reducción de operaciones de erradicación manual en áreas controladas por las Farc para disminuir el riesgo del conflicto armado”, como lo dice el exembajador Brownfield…”, destacó Rueda.

Huele a fracaso con el Eln

El periodista Mauricio Vargas está escéptico sobre el futuro del proceso de paz con esa guerrilla. En su columna de El Tiempo plasmo lo que, para él es una “casa en el aire” porque no hay nada que sostenga los inestables diálogos que se surten en Quito.

Vargas señala lo siguiente:

“Numerosa evidencia en poder de las Fuerzas Armadas indica que en el interior del Eln hay tensiones y que, por ejemplo, los comandantes que operan en medio del mar de coca sembrada en el Catatumbo no están muy convencidos de dejar las armas ni el lucrativo negocio de narcotráfico, minería ilegal, secuestro y extorsiones. Con esas tensiones internas, ¿pueden garantizar los delegados del Eln en Quito que todos los frentes van a acatar el cese del fuego? Puede que lo acaten en las formas, pero no como un camino a su desmovilización, sino como jugada táctica”.

Colombia está enterrada en el ciclo maldito del narcotráfico

Así lo ven muchos, especialmente el gobierno de los Estados Unidos, pero no tanto su contraparte colombiana que todavía sigue tratando de descifrar cuál es la fórmula diplomática que debería emplear para que su relación con Donald Trump no se torne en un carrusel de amenazas por el inocultable  crecimiento de los cultivos ilícitos en el país, dice el editorial de este domingo de El Tiempo.

“La buena noticia es que, al menos en el Congreso y los partidos Demócrata y Republicano, el país cuenta con gran apoyo. Prueba de ello es que tanto en la Cámara como en el Senado, ambos controlados por el partido del elefante, se aprobó ya un paquete de asistencia que representa un aumento de más del 20 por ciento comparado con los fondos del 2016 y contempla recursos importantes para ayudar con la implementación de los acuerdos de paz”, aclara el periódico.

Que renuncien ya todos los magistrados de la Corte Suprema de Justicia

Resulta indigno para esta magistratura que algunos togados consideren que el manto de la corrupción que envuelve al magistrado Gustavo Malo sea interpretado como un “escándalo mediático y no la evidencia de la más gigantesca corrupción. Sería bueno saber quiénes son esos defensores a rajatabla de Malo”, señala Ramiro Bejarano en su columna dominical en El Espectador.

“El problema en la Corte no se va solucionar con la salida de Malo, ni reclamando a Bustos y Ricaurte que pongan la cara, eso es apenas una brizna. Si no van a renunciar todos, como lo he venido proponiendo, por lo menos los magistrados que están decididos a sacudirse la corruptela que los arropó por tanto tiempo deben identificar a los áulicos que Gustavo Malo, Francisco J. Ricaurte, Leonidas Bustos, Camilo Tarquino, Ruth Marina Díaz, Pedro Munar, entre otros, dejaron en la Corte”, acentuó el columnista.

Uribe y sus mentiras saben a G-3

Yohir Akerman se pregunta desde su columna en El Espectador por qué el expresidente insiste en negar lo que sabe sobre la oficina de inteligencia que montó desde la Casa de Nariño para vigilar, perseguir y hasta torturar a integrantes de movimientos de izquierda y otros reaccionarios similares.

“No parece, por eso resulta muy extraño, por decir poco, que el exmandatario argumentara desde que se conoció el escándalo que no sabía o no estaba enterado de lo que se hacía en el G-3, sobre todo porque el jefe del DAS, por ser este un departamento administrativo, solo recibía órdenes y daba reportes al presidente y además el mismo Uribe Vélez ha admitido que conocía los informes de inteligencia”, reseña Akerman.

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